Querido Padre Celestial,

Alabanza

Jesús le dijo a Pilato: “Para esto Yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha Mi voz” (Jn 18:37). Te alabo hoy como el Dios de la verdad. Tú eres el que envías luz a las tinieblas y a las mentiras de este miserable mundo. Adoro a Tu Hijo porque es la encarnación de la verdad, y exalto Su Nombre para siempre, ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me hablaste del juicio civil de Jesús ante Pilato y Herodes. Poncio Pilato había sido nombrado gobernador de Judea en el año 26 d.C. En los siete años que estuvo encargado tuvo tres enfrentamientos importantes con los judíos. La gente lo odiaba y además él no estaba bien con Roma. El emperador Tiberio ya le había dado a Pilato una reprimenda formal, y no podía permitir que le diera otra. Los principales sacerdotes y los ancianos sabían esto, y estaban seguros que podían usar a Pilato para deshacerse de Jesús. Al estudiar la vida de Pilato discerní varias características que contribuyeron a su caída: 1) Insistió que las cosas se hicieran a su manera. En su primer altercado con los judíos, Pilato revirtió la política de sus predecesores e hizo marchar a sus tropas a Jerusalén llevando estandartes llenos de imágenes idólatras. Cuando los judíos protestaron, Pilato ordenó que se dispersaran, amenazándolos con castigo de muerte sino lo hacían. Pero cuando lo pusieron a prueba, él retrocedió y quitó los estandartes ofensivos. Cometió el mismo error una y otra vez, incluso cuando Jesús estuvo delante de él, ya era tan inestable que no pudo actuar de manera justa. Esto me enseña la importancia de obedecer a mis líderes en todas mis decisiones, porque los errores de mi pasado pueden debilitar mi capacidad de hacer lo correcto cuando realmente vale. 2) Pilato era cínico y sarcástico. Él había pasado una gran parte de su vida como adulto en los palacios y edificios de poder. Estaba muy acostumbrado a las mentiras y a los engaños que solían llenar esos lugares y por eso mismo despreciaba a los que proclamaban la verdad. De hecho, él sabía que los principales sacerdotes y ancianos le estaban mintiendo acerca de Jesús. Su corazón ya estaba tan endurecido que cuando la misma verdad encarnada, Jesús, estaba de pie delante de él, descartó Su respuesta de Jesús con una pregunta sarcástica: “¿Qué es la verdad?” Esto me anima a cultivar un amor por la verdad, porque si desprecio Tu Palabra, vendrá el día en que ya no podré distinguir la verdad de la mentira. 3) La ambición política era de más prioridad que la integridad personal. Pilato era nativo de Sevilla, España y llegó al poder cuando, después de haber sido parte de las legiones Romanas, se casó con Claudia Procula, la nieta de César Augusto. Pilato esperaba que su puesto como gobernador de Judea fuera solo un paso a puestos mayores, incluso tal vez hasta en Roma. Pilato desesperadamente quería tener éxito como político. Lo quería tanto que cuando estaba bajo presión, entre la espada y la pared, le importo más escoger la política que los principios. Esto me revela el peligro de la ambición, porque si me interesa más el éxito que la integridad, terminaré sacrificando lo que es más precioso: el Hijo de Dios. ¡Qué contraste de hombres! Jesús se despojó de su gloria, mientras que Pilato se aferró a la suya. Jesús dio su vida mientras que Pilato intentó salvar la suya. Y en aquel día fatal, cuando Jesús estaba de pie delante de Pilato, Pilato falló en la prueba que se trataba de su alma. (¡Dios, ayúdame a no ser como Pilato!)

Reflexión

En la última y suprema ironía, los judíos rehusaron entrar al palacio de Pilato para no contaminarse, mientras que a la misma vez estaban planeando la muerte del Cordero de Dios. ¡Qué cosa tan torcida y perversa! Sin embargo, si cambio la verdad de Tu Palabra por mis propias ideas de lo correcto e incorrecto, yo estoy haciendo igual.

Petición

Padre hazme una persona que se aferre a los principios celosamente con un temor piadoso. Ayúdame a ser una persona de integridad, siempre estando del lado de la verdad y de lo correcto. Dame la gracia que necesito para decirle “no” al mundo y “sí” al Espíritu Santo.

Agradecimiento

Gracias por el regalo de Tu Hijo. Pilato le preguntó a la multitud: “¿Qué haré con Jesús?” Yo respondo de todo corazón: “¡Alábale como Rey de reyes y recíbelo como tu dueño y salvador! ¡Alabado sea el Señor!”

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Lucas 22:70.