Querido Padre Celestial,

Alabanza

Jesús dijo: “Esta copa que se derrama por vosotros es el nuevo pacto en mi sangre” (Lc 22:20). Te alabo hoy como el Dios del nuevo pacto, ¡el pacto que renueva mi corazón y regenera mi espíritu! Con gozo puedo cantar el himno que dice: “Por la sangre derramada de Emmanuel puedo sumergirme bajo la fuente que me limpia de toda mancha y culpa”. ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me hablaste sobre la última cena pascual que Jesús compartió con Sus discípulos. La Palabra de Dios cuenta que el aposento alto fue preparado al estilo romano con la comida en un triclinium (una mesa en forma de “u”). Esta mesa era baja, más hacia al suelo para que al comer pudieran reclinarse en sus codos izquierdos y comer con la mano derecha. Los invitados se reclinaron alrededor de la mesa de acuerdo a la costumbre social, donde sus posiciones alrededor de la mesa indicaban el lugar de honor. Los discípulos habían preparado la cena ellos mismos, y no había siervo para lavar sus pies. (Era una costumbre oriental que un siervo del anfitrión lavara los pies de los visitantes). Nadie se ofreció a hacerlo, y así tomaron sus lugares en la mesa con los pies sucios. Era obvio que no estaban satisfechos con sus lugares en la mesa, porque empezaron a alegar sobre quién era el mayor entre ellos. Qué lástima me da al imaginarme esta escena. Jesús estaba a punto de cenar la última pascua con sus amigos más cercanos y todo lo que ellos podían hacer era discutir sobre quién era el más importante entre ellos. Jesús les dijo: “Que el mayor entre vosotros se convierta en el más joven y el que dirija como el que sirva.” Entonces ilustró Sus palabras por medio de Sus acciones, derramando agua en un lavabo, lavó los pies de Sus discípulos. Este ejemplo condena mi corazón. ¿Estoy yo buscando maneras de servir a los demás, o estoy buscando el lugar de mayor honor? Padre, ¡dame la mente de Cristo! Ayúdame a humillarme y a tomar el papel de un humilde siervo. En la mesa, Jesús estaba en el lugar del anfitrión. Juan estaba a Su derecha con la espalda hacia Él mientras que Pedro estaba en el último lugar. ¿Y dónde estaba Judas? ¿Dónde estaba el hombre que tenía en el corazón la intención de traicionar? La palabra dice que él estaba en el lugar de mayor honor, al lado izquierdo de Jesús. ¿Judas habrá tomado ese lugar por sí mismo? Probablemente no, por lo mismo que Jesús lo reprendió. Creo que Jesús mismo puso a Judas allí. Aún hasta el último momento, Jesús le estaba mostrando misericordia a Judas, no queriendo que él cometiera ese terrible pecado final. ¡Alabado sea el Señor por Su amor que me persigue y me busca aun en mi pecado! ¡Alabado sea el Señor por Su gracia que persiste a pesar de que lo rechazo! ¡Alabado sea Jesús por la misericordia con que me busca cuando me desvío! Jesús no está dispuesto a que nadie perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento. ¡Aleluya, qué gran Salvador!

Reflexión

Jesús le dijo a Pedro, “Satanás os ha pedido para zarandearte como trigo, pero yo he rogado por ti para que tu fe no falte”. ¡Qué glorioso es pensar que Dios ora por mí! ¡Cómo aprecio esas palabras! Cuando estoy a punto de caer en pecado y abandonar a mi querido amigo, Jesús, Él ora por mí. Cuando mi mente está confundida y mi corazón está lleno de temor y de duda, Jesús ora por mí. Cuando me enfrento a la prueba más dura de mi vida y las olas violentas inundan mi alma, Jesús ora por mí. Yo digo: “¡Alabado sea el Señor! Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Petición

Padre, ayúdame a vivir con mis palabras y con mis obras el “nuevo mandamiento” de Tu Hijo. Ayúdame a amar a los demás, como Jesús me amó a mí. Que todos los que vean mi vida sepan que soy Tu discípulo por el amor que tengo por mis hermanos cristianos.

Agradecimiento

¡Gracias por Cristo, el cordero pascual! Él vino a derramar Su sangre en la cruz en mi lugar para quitar mi culpa y mi vergüenza. “¡Eterna fuente carmesí! ¡Raudal de puro amor! ¡Se lavará por siempre allí el pueblo del Señor!” ¡Alabado sea el Señor!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Lucas 22:19.