Querido Padre Celestial, Alabanza El evangelio de Lucas relata que todos los días Jesús se encontraba en el templo enseñando (Lc 21:37). Solo faltaban dos días para que Cristo fuera crucificado, pero en lugar de aislarse de la gente, Él pasaba cada momento extendiéndoles Su amor. Hoy Te alabo como el Dios de misericordia y de compasión. Tú sabías que Israel rechazaría a Tu Hijo, pero los amaste tanto que enviaste a Jesús al templo para que en Sus últimos días estuviera enseñando y predicando el evangelio. Y Jesús se alegró en obedecer. ¡Te alabo, Señor! Hoy en Tu Palabra Hoy me hablaste sobre la conclusión del discurso de los Olivos. Jesús acababa de darles una visión del futuro a Sus discípulos, desde la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. hasta Su regreso al final de la gran tribulación. Concluyó la discusión dándoles tres órdenes: permanezcan despiertos, sean fieles, y prepárense para el juicio. Esto me enseña que la profecía no es solo para llenar mi cabeza con conocimiento sobre el futuro, más bien es para motivarme a vivir una vida santa y piadosa en el presente. El primer mandamiento de Jesús, “¡Estad alertas!” me muestra que los cuidados de esta vida pueden llegar a ser cargas pesadas en mi corazón (Lc 21:34). Si no soy precavido puedo enredarme en las cosas de esta vida, y ese día vendrá sobre mi repentinamente para atraparme. Necesito ser sobrio y vigilante, orando por la fuerza necesaria para guardar Tus mandatos. El segundo mandamiento de Jesús, “¡Sé fiel!” me recuerda de la importancia de ser un fiel administrador de los dones, talentos, y habilidades que me has dado. Las parábolas que Jesús contó me advierten del peligro de vivir solo para el momento, sin pensar en manejar sabiamente lo que me has confiado. Necesito vivir cada día como si fueras a venir hoy mismo. Si vivo así, no seré sorprendido. El último mandamiento de Jesús, “¡Prepárate para el juicio!” imprime en mi corazón la necesidad de vivir una vida justa. No es suficiente confiar en mi relación contigo, sino que es necesario estar activo en la obra de Tu reino. Debo de estar sirviendo y ministrando a todo aquel que tiene necesidad. Si ignoro a los que tienen hambre, a los enfermos, y a los encarcelados, descubriré con vergüenza que en realidad he ignorado a mi Señor y Salvador, Jesucristo. Reflexión Me impresioné, mientras leía, del énfasis que Jesús puso sobre Su juicio venidero. El que vino con gracia y vedad vendrá un día con poder y juicio. Entonces, debo de prestar atención a lo que he oído para no desviarme, ¿cómo voy a escapar si descuido tan grande salvación? (He 2:1–3). Petición Padre, hay un lugar real de fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles y todo aquel que rechaza la salvación que Tú ofreces, voluntariamente decide irse a las llamas con el enemigo. ¡Que Tu gracia me salve de un futuro como ése! Ayúdame a aferrarme a Ti en amor y a rechazar los placeres temporales del pecado. Nunca quiero oírte decir, “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno...” (Mt 25:41). Agradecimiento Gracias por las advertencias de Jesús de estar atentos y por guardarme contra la corrupción de este mundo presente. Tú me has dicho claramente de las cosas que están por venir, y estoy agradecido por la exhortación que me advierte a permanecer despierto. En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Lucas 21:34. |