Querido Padre Celestial, Alabanza Jesús miró fijamente al pueblo y dijo: “La piedra que desecharon los constructores, esa, en piedra angular se ha convertido” (Lc 20:17). Te alabo hoy por ser el Dios que está edificando Tu casa espiritual sobre Jesucristo, “una piedra escogida, una preciosa piedra angular” (1 P 2:6). ¡Qué honor es ser una piedra viva en esa casa puesta sobre los cimientos de Tu Hijo y ser llamado a ser un sacerdote santo en Tu servicio! ¡Aleluya! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste como Jesús maldijo la higuera. No entendí por qué lo hizo hasta que investigué y aprendí que aunque la temporada de higos es desde mediados de agosto hasta mediados de octubre, las ramas de la higuera echan brotes que quedan verdes a lo largo del invierno. Estos brotes crecen, en marzo y abril, y se convierten en florones que son pequeños y verdes, pero comestibles. Se llaman en hebreo “paggim”, y poco después, a finales de abril, las higueras echan brotes de hojas. Entonces, una higuera con hojas tendría a lo menos algunos paggim en varias etapas de madurez, aunque no tendría los higos maduros hasta después en la temporada. Jesús vio la higuera y esperaba encontrar algunos paggim que saciarían su hambre, pero la higuera no los tenía. Parecía que daría fruto (el árbol tenía hojas), pero su aspecto estaba escondiendo su esterilidad. Jesús, guiado por el Espíritu, reconoció una oportunidad para enseñarles a Sus discípulos una lección inolvidable, y maldijo la higuera. No lo hizo porque no le daría fruto, sino porque la apariencia de ellos hacía que esperaran encontrar fruto, pero no tenía nada. Así se puede decir que la higuera era símbolo de los que fingen amarte pero que son estériles espiritualmente. Esto es un recordatorio serio de la importancia de las obras, porque la fe sin obras (sin fruto) está muerta (Stg 2:17). Al ver la higuera seca el día siguiente, los discípulos se asombraron por la rapidez de su muerte. Jesús les respondió: “Tengan fe en Dios…si tienen fe y no dudan… todo lo que pidan en oración, creyendo, lo recibirán” (Mr 11:22; Mt 21:21–22; v. Jn 12:47–49). Jesús no decía que puedo tener cualquier cosa que quiera si verdaderamente creo en Él, y tampoco que yo recibiré respuestas inmediatas a todas mis peticiones. Al contrario, me estaba llamando a creer y obedecer Tu Palabra. Si vivo y si oro según Tu Espíritu, me darás lo que pido. No debo dudar, porque cuando pido algo en Tu Nombre y según Tu voluntad, siempre cumplirás Tus propósitos (Jn 14:12–14). Pero también debo ser paciente y esperar Tu agenda, porque como Abraham aprendió, el intervalo entre la promesa y la respuesta puede ser muy largo (Gn 18:11–14). Reflexión Un estudio de las varios pasajes de las Escrituras sobre la oración revela que hay condiciones que afectan la eficacia de nuestra oración. No puedo guardar rencor a otra persona (Mr 11:25), no debo orar con motivos egocéntricos (Stg 4:3), y mis peticiones siempre deben estar de acuerdo con Tu voluntad (1 Jn 5:14–15). Para orar con eficacia, mi fe debe estar puesta en Ti y no puesta en lo que pido. Petición Padre, ayúdame a vivir una vida de santidad y de obediencia cuidadosa a Tu Palabra (Jn 15:10). Guárdame cerca de Tu corazón, para que mis oraciones siempre estén de acuerdo con Tu voluntad y Tu misión. Agradecimiento Gracias por enseñarme que la salvación es para todos los que estén dispuestos a humillarse y arrepentirse, sin importar lo que pudieran haber hecho en su pasado. ¡Incluso los recaudadores de impuestos y las rameras pueden entrar en Tu reino (Mt 21:31)! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Mateo 21:43. |