Querido Padre Celestial,

Alabanza

Los fariseos dijeron: ‘Da gloria a Dios; nosotros sabemos que este hombre es un pecador’. Qué trágico que estaban ciegos ante el hecho de que Jesús era Tu Hijo, y cuando Él es glorificado, ¡Tú eres glorificado! Te alabo hoy como el Dios de luz (Jn 9:4). Abres los ojos de los ciegos para que puedan ver la luz física, y Tú abres los ojos de los perdidos para que puedan ver la luz espiritual. ¡Toda la gloria sea para la Luz del mundo!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste cómo Jesús dio la vista a un hombre nacido ciego (la 6a señal de Juan). Esta historia me enseña varias lecciones importantes: 1) Aunque todos los defectos físicos pueden remontarse a la caída, no todas las enfermedades son la consecuencia directa del pecado de un individuo. La pregunta que los discípulos hicieron sobre la culpa del hombre reveló que su manera de pensar era tan incorrecta como la de los amigos de Job (Job 4:7–8). 2) A Ti, Te encanta sanar el daño causado por el pecado, pero no toda enfermedad tiene el fin de mostrar Tu poder. Algunas enfermedades ocurren con frecuencia y son recurrentes (1 T 5:23), mientras que otras tienen el fin de glorificarte (Jn 9:3). 3) Jesús puso el barro en los ojos del ciego, pero no recibió su vista hasta que se fue al estanque y se lavó. La fe verdadera siempre se revela al obedecer lo que Tú mandas (Stg 2:22). 4) Jesús deliberadamente “trabajó” en el día de reposo (Él hizo el barro) para darle al hombre la vista. Lo hizo para revelar la ceguera espiritual de los fariseos, que se negaban a creer en Él como el Mesías (Jn 9:22). No hay peor ciego que el que no quiere ver. 5) Los fariseos expulsaron al hombre de la sinagoga, pero el Uno mayor de la sinagoga le dio la bienvenida. Los que están buscando la verdad descubrirán, para su deleite, ¡que la Verdad los está buscando a ellos! Poco después, Jesús usó el hecho de que el mendigo ciego había sido expulsado del “redil” judío como una oportunidad para hablar de Sí mismo como el Buen Pastor. Su discurso me enseña que: a) Él es el único camino de salvación, b) los que son Suyos escuchan Su voz y Lo siguen activamente, y c) Sus ovejas pueden ser ambos judíos y gentiles, y de ellos se hace solo un rebaño. Algunos días después, en la Fiesta de Dedicación, Jesús usó esta metáfora otra vez para ilustrar la importancia de tener una fe actual y viva. Él dijo: “Mis ovejas oyen Mi voz; Yo las conozco y Me siguen. Yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano” (Jn 10:27–28). Su punto era que Sus ovejas se conocen por sus acciones: escuchan Sus palabras activamente y Lo siguen. Esa clase de ovejas nunca perecerá, no porque tienen seguridad incondicional, sino porque siguen creyendo en Cristo. Solo ellos que activamente se esfuerzan para entrar en el Reino pueden estar tranquilos al saber que están seguros en Tu mano (Lc 13:23–24).

Reflexión

Los fariseos no Te amaban con toda su mente, porque si Te hubieran amado así, Tu Palabra habría estado en primer lugar en vez de sus propias tradiciones (Jn 9:16). ¿Te amo con toda mi mente?

Petición

Padre, digo con el hombre nacido ciego: “Creo, Señor” (Jn 9:38). Ayúdame a dar la bienvenida a Tu luz y a recibirla con regocijo. ¡Que yo siempre escuche y siga a Tu Hijo!

Agradecimiento

Gracias por el sacrificio de Jesús, ¡que puso Su propia vida por mí! Le diste la autoridad para hacer esto, y Lo amaste por Su disposición de morir por un mundo perdido en sus pecados. ¡Aleluya!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Juan 10:27.