Querido Padre Celestial, Alabanza ¡Qué asombroso es escuchar la voz de Nabucodonosor declarando Tu alabanza! Él dijo: “Bendije al Altísimo y alabé y glorifiqué al que vive para siempre. Porque Su dominio es un dominio eterno, y Su reino permanece de generación en generación” (Dn 4:34). Me uno con el rey babilónico para alabarte y exaltarte y para honrarte a Ti, el Rey de los cielos, ¡porque todas Tus obras son verdaderas y justos Tus caminos! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste acerca de la locura y la humillación que vinieron sobre Nabucodonosor por su pecado y por su orgullo. Al leer la historia, estuve impresionado por la verdad de que Tú le habías advertido en un sueño, seguido por una explicación del sueño por medio de Daniel. Daniel lo instó a que él “[pusiera] fin a sus pecados haciendo justicia, y a sus iniquidades mostrando misericordia a los pobres” (Dn 4:27). Al principio, parecía que Nabucodonosor estaba siguiendo su consejo, pero un año después, mientras contemplaba la ciudad de Babilonia desde arriba, dijo que él mismo era la fuente de su grandeza. En ese momento, lo heriste con la demencia, y vivió como una bestia hasta el fin de ese periodo. Entonces recobró ambos su razón y su reino, y Te glorificó como el único Dios. Sus palabras finales me son una lección importante—“Él puede humillar a los que caminan con soberbia” (Dn 4:37). ¡Es mucho mejor humillarme y someterme a Tu voluntad que exaltarme y ser humillado hasta la tierra (Sal 147:6)! Nabucodonosor murió en 562 AC, y casi 10 años después, en el primer año del reinado de Belsasar, Daniel tuvo su segunda visión del futuro del mundo. En la visión, vio cuatro bestias enormes subiendo del mar. Las cuatro bestias simbolizaron cuatro imperios distintos que reinarían sobre el mundo conocido, uno tras otro: Babilonia, Medo-Persia, Grecia, y Roma. Los diez cuernos de la cuarta bestia simbolizaron los diez reyes que se levantarán (se unirán para formar la fase final del Imperio Romano—Roma II). El cuerno pequeño representa a un rey que se levantará después de ellos—él será diferente de los demás y destruirá a tres de los diez reyes. Se llamará, entre otros nombres, el “hombre sin ley” (2 Ts 2:3), el “Anticristo” (1 Jn 2:18), y la “bestia” (Ap 13:1ff.). Abrirá su boca con blasfemias contra Dios y afligirá a los santos por tres años y medio (la última parte de la Tribulación). Entonces el tribunal celestial se sentará para juzgarlo, y su dominio le será quitado y será entregado a Cristo (el Hijo del Hombre). Jesucristo volverá a la tierra con Sus santos, vencerá al Anticristo, y establecerá Su Reino eterno (Dn 7:25–27). Las visiones que tuvo Daniel del futuro tenían el propósito de mostrar Tu soberanía sobre las naciones—todas las cosas obran conforme al consejo de Tu voluntad. También tienen como fin que yo esté animado en la fe, “pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos” (es decir disfrutaré de las bendiciones del Reino de Cristo) si no vuelvo atrás (Gá 6:9). Reflexión ¡Joaquín fue librado después de 37 años en la cárcel! Yo prácticamente lo había olvidado, pero Tú lo recordaste y le concediste favor. ¡Qué gracia tan maravillosa! Aun en medio del juicio, estás dispuesto a perdonar y restaurar a los que se humillan en arrepentimiento. Petición Padre, la lectura de hoy subraya cuán peligrosa es la soberbia y cuán importante es la humildad. Ayúdame a someterme al liderazgo del Espíritu Santo y a humillarme bajo Tu poderosa mano. Agradecimiento ¡Gracias por la visión de la llegada de Cristo a Su Reino! ¡Quiero servirte en ese día como Te siervo actualmente! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Daniel 7:13–14. |