Querido Padre Celestial, Alabanza Tú dijiste: “Cuando hayan terminado estos días, sucederá que del octavo día en adelante, los sacerdotes ofrecerán sobre el altar sus holocaustos y sus ofrendas de paz; y Yo Me complaceré en ustedes,’ declara el Señor Dios” (Ez 43:27). ¡Te alabo hoy por ser el Dios que me acepta! Te deleitas en los que obedecen Tu voluntad, dando la bienvenida a los que siguen Tus órdenes. ¡Te exalto y glorifico Tu Nombre! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste más acerca de la visión que tuvo Ezequiel del templo milenario. Tu regreso a un templo en esta tierra presente significaría el regreso de las leyes y los estatutos que sostienen la santidad de ese templo. De hecho, querías que Ezequiel subrayara la santidad de Tu casa para que los desterrados (“los rebeldes”) fueran convencidos de que habían profanado el templo anterior con sus “abominaciones” (Ez 44:6). Esto me recuerda que Tú eres un Dios Santo—debo mantenerme alerta para guardar la santidad de mi corazón en el que habita Tu Espíritu. El hecho de que Tu Reino futuro tendrá leyes me enseña que las leyes mismas no son la fuente ni de esclavitud ni de represión, sino que tienen el propósito de orientarme cómo debo de comportarme y de enseñarme cómo Te puedo agradar. Tu regreso también restablecerá un sistema de sacrificios parecido a los sacrificios levíticos ofrecidos bajo el Primer Pacto. No implica de ninguna manera que el sacrificio de Tu Hijo, ofrecido una vez para siempre, no es eficaz para la remisión del pecado, ni significa que los sacrificios pueden “…hacer perfectos a los que se acercan” (He 10:1). Al contrario, estos sacrificios simplemente conmemorarán el sacrificio pasado de Jesucristo en la misma manera que los sacrificios del Primer Pacto lo anticiparon, esperando “la ofrenda del cuerpo de Jesucristo ofrecida una vez para siempre” (He 10:10). En el Milenio, Israel será gobernado por Jesús, el Rey de reyes, pero también habrá un “príncipe”, un líder de entre el pueblo que gobernará bajo la autoridad de Cristo. Al hablar de las responsabilidades de ese príncipe, aprovechaste el momento para llamar a los gobernantes actuales de Israel que “…dej[aran] la violencia y la destrucción, y practi[caran] el derecho y la justicia” (Ez 45:9). Esto me muestra, que según Tú, la justicia y la integridad son extremadamente importantes. Necesito ser justo y recto en cómo trato con aquellos bajo mi autoridad. Reflexión Quedé impresionado cuando comprendí que los pecados pasados de los levitas tienen consecuencias que los afectarán aun en el Milenio: no podrán servirte nunca jamás como sacerdotes (Ez 44:9–14). Esto me muestra que con el gran privilegio viene la gran responsabilidad (Nm 18:23), y mientras que habrá perdón de los fracasos, los privilegios pueden ser quitados para siempre. De la misma manera, la obediencia en el pasado será recompensada de gran manera en el futuro; los sacerdotes levitas, los hijos de Sadoc, recibirán el sacerdocio (Ez 44:15–16). ¡Esto me enseña que lo que hago actualmente afectará mi posición del servicio a Ti en el futuro! Petición Padre, hay momentos en que pierdo de vista la importancia de las decisiones tomadas en esta vida. Imprime en mi corazón y en mi mente la gravedad del pecado, ¡y la gran responsabilidad que tengo de andar de una manera digna de Tu llamamiento alto y santo! Agradecimiento Gracias por la promesa de recompensa en Tu Reino futuro. Merezco solamente Tu ira y Tu juicio, ¡pero me amas tanto que me redimiste de mis pecados y me adoptaste como Tu hijo! ¡Aleluya! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Ezequiel 44:12. |