Querido Padre Celestial, Alabanza Tú dijiste: “Vienen días,” declara el Señor, “en que levantaré a David un Renuevo justo; y Él reinará como rey, actuará sabiamente, y practicará el derecho y la justicia en la tierra” (Jer 23:5). Qué maravilloso es saber que algún día Jesús estará aquí en esta tierra y que reinará sobre ella. En ese día será llamado “El Señor, justicia nuestra”— ¡toda la alabanza y la honra y la gloria sean al Rey de reyes y Señor de señores! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste sobre la muerte de Josías en el verano del 609 ac. Tres años antes, Babilonia había destruido Nínive, la ciudad capital de Asiria, exactamente como Nahúm lo había profetizado (Nah 3:5–7). Los asirios retrocedieron hasta Harán y Carquemis, y Babilonia envió su ejército para destruirlos de una vez por todas. Faraón Necao II de Egipto respondió a la petición urgente de Ashur-uballit II y movilizó sus fuerzas hacia el norte para ayudar a los asirios. Josías, un enemigo de Asiria, intentó estorbar a Necao cuando quiso pasar por Judá. Es probable que Josías tuviera miedo de que Judá cayera de nuevo bajo el dominio asirio si la alianza egipcia-asiria derrotaba a Babilonia. Cuando Josías se enfrentó con Necao en Megido, Necao le advirtió que se apartara: “Deja de oponerte a Dios, que está conmigo, para que Él no te destruya” (2 Cr 35:21). Josías no tuvo en cuenta esta advertencia, y fue muerto en la siguiente batalla. ¿Cómo llegaría un hombre tan piadoso a un fin tan trágico? Josías cometió el error de creer que por ser Necao el rey de una nación inmunda, sus acciones no pudieran estar de acuerdo con Tu voluntad. Su error me enseña que Tú eres soberano sobre las naciones, y mientras que es verdad que no todos los que afirman tener un mensaje de Ti lo tienen en verdad, haría bien en hacer una pausa y considerar que con frecuencia, utilizas los reyes de este mundo para llevar a cabo Tus planes y Tus propósitos (v. Is 45:1–3). El hijo de Josías, Joacaz fue hecho rey después de la muerte de su padre, pero Necao ordenó su destierro en Egipto y puso a su hermano Joacim en el trono en su lugar. Joacim era un hombre malvado que se preocupaba más de edificar para sí mismo un palacio de cedro que de obedecerte a Ti. Enviaste a Jeremías para hacerle esta pregunta: “¿Acaso te harás rey porque compites en cedro? ¿No comió y bebió tu padre y practicó el derecho y la justicia? Por eso le fue bien. Defendió la causa del pobre y del necesitado; entonces le fue bien. ¿No es esto conocerme?” declara el Señor” (Jer 22:15–16). Esto me enseña que conocerte es mucho más importante que saber lo que has hecho (las historias) o que saber lo que has dicho (las enseñanzas). Conocerte significa considerarte como una Persona—saber lo que Te deleita, lo que Te enoja, Tus valores, preocupaciones y prioridades—entonces conocerte significa vivir teniendo en cuenta ese conocimiento. ¡Una clase de vida así Te traerá honra y gloria a Ti! Reflexión Dijiste a los líderes encargados de pastorear a Tu pueblo: “Ustedes han dispersado Mis ovejas y las han ahuyentado, y no se han ocupado de ellas. Por eso Yo me encargaré de ustedes por la maldad de sus obras,” declara el Señor (Jer 23:2). ¿Estoy siendo fiel en cuidar de los que están bajo mi autoridad? Petición Padre, ayúdame a vivir una vida que proclame: “¡Yo conozco al Señor!” Que mis prioridades y valores sean guiados por Tu Palabra, y que yo siempre practique el derecho y la justicia. Agradecimiento Gracias por el reto que le diste a Joacim. ¡Esto hace que yo me detenga para meditar sobre lo que verdaderamente significa cuando digo que Te conozco! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Jeremías 22:24. |