Querido Padre Celestial, Alabanza Tú le declaraste a Josías: “Porque se enterneció tu corazón y te humillaste delante de Dios cuando oíste Sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes, y te humillaste delante de Mí, y rasgaste tus vestidos y lloraste delante de Mí, ciertamente te he oído” (2 Cr 34:27). ¡Qué maravilloso es saber que cuando Te escucho y Te obedezco, me oyes y me respondes! ¡Eres un Dios que responde a las oraciones de aquellos cuyos corazones se vuelven a Ti! ¡Aleluya! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste sobre las reformas religiosas de Josías. Él empezó buscándote cuando era joven (~ 16 años). Es probable que haya sido debido a la predicación de otro joven, Jeremías, y me enseña que aunque la mayoría no escuche el mensaje de verdad, siempre hay algunos que son atraídos hacia Dios. Cuando tenía 20 años, Josías comenzó a purgar a Judá y a Jerusalén de su idolatría. La descripción extensiva en 2 Reyes de toda la perversión que él quitó es un testimonio sobrio del nivel de corrupción que habían alcanzado los judíos. Josías no limitó sus reformas al reino de Judá—aun viajó hasta las ciudades norteñas que antes eran parte de Israel y derribó los altares allí también. Mientras estaba en Betel, Josías descubrió el sepulcro del hombre de Dios que profetizó la destrucción del altar de Jeroboam I (1 R 13). ¡Josías se dio cuenta de que él acababa de cumplir una profecía que había sido proclamada hacía 300 años! Esto me enseña que lo que prometes siempre se cumple. Incluso cuando pasan cientos de años, “espérala; porque ciertamente vendrá, no tardará” (Hab 2:3). Cuando Josías tenía 26 años, comenzó las reparaciones en el templo. Durante las reparaciones, el sumo sacerdote Hilcías descubrió una copia del Libro de la Ley. Cuando se lo leyó a Josías, este se dio cuenta de que Tu ira muy pronto sería derramada sobre Judá, y se humilló ante Ti, pidiendo Tu consejo. Esto me enseña otra vez que la repuesta apropiada ante Tus reprensiones siempre es humildad y arrepentimiento. Reflexión En el relato en que Josías quita la idolatría de Jerusalén, se mencionaron los lugares altos que Salomón había edificado hacía cientos de años. ¡Qué tragedia que todavía eran una piedra de tropiezo para el pueblo en los días de Josías! ¿Hay algún “lugar alto” en mi vida? Petición Padre, no quiero dejar detrás de mí ninguna cosa que llegue a ser una piedra de tropiezo para otros. ¡Por favor ayúdame a solo dejar un legado de obediencia y fidelidad a Ti! Agradecimiento Gracias por la misericordia y la gracia que hallo cuando vengo delante de Tu trono. ¡Tú siempre les das la bienvenida a aquellos cuyos corazones son tiernos para contigo! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: 2 Reyes 23:16. |