Querido Padre Celestial, Alabanza Eres el Alto y Sublime, el que vive para siempre, cuyo Nombre es Santo. Habitas en lo alto y santo, pero también con el contrito y humilde de espíritu. Pones paz en sus vidas y sanas sus almas (Is 57:15, 19). ¡Qué maravilloso es adorar a un Dios que ama y cuida de Su pueblo! ¡Te exalto hoy y bendigo Tu Nombre! ¡Te alabo, Señor! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste sobre el llamamiento de Isaías a la santidad. Isaías era fiel al condenar al pueblo por su idolatría e hipocresía, pero también anhelaba enseñarles cómo vivir en santidad en la vida diaria. ‘No es suficiente’, dijo Isaías, ‘servir a Dios por inercia. Puede uno ayunar y ofrecer sacrificios y consultarte a Ti, Señor, pero estas actividades no definen qué es la santidad. La santidad significa que guardo mi mano de hacer mal alguno, que me humillo delante de Ti, que desato las ligaduras de impiedad, que dejo ir libres a los oprimidos, que comparto mi pan con el hambriento, que recibo en casa a los pobres sin hogar, que cubro al desnudo. La santidad se vive de manera práctica, con los pies en la tierra. La santidad tiene que ver con restablecer la justicia. La santidad es hacer lo que Tú harías si vivieras en mi vecindario, si asistieras a mi iglesia y si trabajaras en mi oficina’. Isaías se preocupaba mucho de cómo el pueblo trató Tu Día de Reposo. “Si por causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te plazca en Mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día santo del Señor, honorable, y lo honras, no siguiendo tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos, entonces te deleitarás en el Señor, y Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Jacob; porque la boca del Señor ha hablado” (Is 58:13–14). ¿Por qué el énfasis en santificar el Día de Reposo? Porque al santificarlo, el pueblo mostró su amor por Ti (respetaron y honraron el día que Tú les habías mandado que santificaran) y su amor por los demás (su obediencia alentaba a los demás para que descansaran y se refrescaran). Tal vez ningún otro mandamiento ilustra tan hermosamente los dos temas de la Ley—amar a Dios y amar a otros. Eso es lo que es la santidad—amarte a Ti al obedecer Tus mandatos (Jn 14:15) y amar a otros al tratarlos cómo yo mismo quiero ser tratado (Mt 7:12). Reflexión En los días de Isaías, el pueblo llevó una doble vida—asistían al Templo y fingían deleitarse de aprender de Ti, pero cuando salían, luchaban entre sí y oprimían a los demás. ¿Me comporto de una manera los domingos y de otra los lunes? ¿Testifica mi vida diaria del hecho que soy cristiano? Petición Padre, guárdame de tener religión sin relación, forma sin sustancia, y apariencia sin poder. Ayúdame a vivir todos los días con la santidad y la justicia como mis objetivos. Agradecimiento ¡Gracias por la promesa de que vendrás a Sion como Redentor! Te pondrás la justicia como coraza, y el casco de salvación en Tu cabeza; como vestidura Te pondrás ropas de venganza, y Te envolverás de celo como de un manto. Tú pagarás con furor a Tus adversarios y darás un pacto eterno a Tu pueblo (Is 59:15b–21). ¡Aleluya! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Isaías 56:7. |