Querido Padre Celestial, Alabanza ¡Eres el gran Redentor! Redimiste a Israel de Egipto con grandes milagros, redimiste a Judá del cautiverio usando a Ciro el persa, y me redimiste del pecado por medio de Jesucristo el Mesías. Has disipado como una densa nube mis transgresiones, y como espesa niebla mis pecados. Grito de júbilo con los cielos, la tierra, los montes y el bosque—“¡el Señor lo ha hecho!” (Is 44:22–23). ¡Aleluya! Hoy en Tu Palabra Hoy me compartiste la parte final del “Libro de las Consolaciones” por Isaías (Is 40–48). Isaías le dijo al pueblo de Judá que ibas a hacer algo nuevo (Is 43:19). En el pasado, hiciste un camino en medio de las aguas del mar, pero en el futuro, ibas a hacer un camino nuevo— ¡por el desierto! El agua, que anteriormente era un obstáculo, sería una bendición, y Tú serías su fuente. Teniendo este nuevo y emocionante “éxodo” en cuenta, Isaías recordó al pueblo de su fallo en amarte. Habías formado al pueblo que proclamara Tu alabanza, pero no Te había honrado o invocado. Le recordaste que eras el Dios “que borró tus transgresiones por amor a Mí mismo” (Is 43:25). Sí, lo habías castigado por su pecado, pero deseabas perdonarlo. Lo consolaste con la promesa de una bendición futura: “Porque derramaré agua sobre la tierra sedienta, y torrentes sobre la tierra seca. Derramaré Mi Espíritu sobre tu posteridad, y Mi bendición sobre tus descendientes” (Is 44:3). Esto me enseña que la descripción de las grandes cosas que harás para Israel y el mundo tiene el propósito de llevarme a Ti. Al fin y al cabo, ¿quién no querría ser parte de ese “algo nuevo” que harás? Enseguida Isaías por pintó un cuadro convincente de la futilidad de la idolatría (Is 44:6–23). Isaías dijo: ‘Piense el hombre que corta un árbol, usa una mitad para hacer fuego y la otra para hacer un ídolo’ (Is 44:19). ¡Qué lamentable autoengaño! Instaste a Judá: “Recuerda a quién te ha formado, Israel. Yo te he formado; ¡eres mi siervo! ¡Vuélvete a Mí, porque Yo te he redimido!’ (Is 44:21–23). ¡La única respuesta apropiada al conocimiento de que eres mi Creador es adorarte! Isaías concluyó con la predicción de la venida de Ciro 150 años antes de su llegada al poder. Babilonia sería destruida y Tu pueblo regresaría de su exilio. Ciro sería Tu siervo fiel—reedificaría ambos Jerusalén y el templo (Is 44:28; 45:13). ¿Qué debería aprender Judá de todo esto? “¡Yo soy el Señor tu Dios!” (Is 48:17). Si tan solo el pueblo atendiera a Tus palabras y obedeciera Tus mandamientos, su bienestar sería como un río y su justicia como las olas del mar (Is 48:18). Así es para mí también—Isaías me llama a ser fiel a mi redentor. ¡Bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová! Reflexión Tú dijiste que el día vendría cuando Tu pueblo se llamaría con entusiasmo por Tu Nombre: “Este dirá: ‘Yo soy del Señor,’ otro invocará el nombre de Jacob, y otro escribirá en su mano: ‘Del Señor soy’ dirá, como un alto honor, el nombre de Israel” (Is 44:5). ¿Estoy orgulloso de ser un discípulo de Jesucristo? ¿Les digo con entusiasmo a los demás que soy Tuyo? Petición Padre, guárdame de los ídolos (1 Jn 5:21). No me permitas dar Tu lugar de preeminencia en mi vida a cualquier otra persona o cualquier otra cosa. ¡Escribe sobre mi corazón Tu Nombre! (Ap 3:12) Agradecimiento Le hiciste esta pregunta a Judá: “¿Hay otro dios fuera de Mí, o hay otra Roca? No conozco ninguna” (Is 44:8). ¡Estoy tan agradecido de que Tú eres el único y verdadero Dios! No busco ninguna otra Roca— ¡Solo busco a mi Redentor! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Isaías 45:22. |