Querido Padre Celestial, Alabanza Isaías clamó a Ti, e hiciste volver atrás la sombra diez grados en las gradas. ¡Qué maravilloso es pensar que Tú, Dios de todo el universo, confirmarías Tu Palabra para Ezequías con una señal tan milagrosa! De veras, consideras “la oración de los desvalidos” y no habrás “desechado el ruego de ellos” (Sal 102:17). Es bueno cantar Tu alabanza— ¡Aleluya! Hoy en Tu Palabra Poco después de que rescataste Jerusalén de manos del ejército de Senaquerib, Ezequías cayó enfermo de muerte. Solo tenía 39 años, y otra vez clamó a Ti por ayuda. Escuchaste su oración, viste sus lágrimas, y no solo lo sanaste, sino que además le diste una señal milagrosa como promesa de su recuperación. De verdad, ¡no hay nada que sea difícil para Ti! Lamentablemente, la historia de Ezequías no concluye con esta nota de triunfo. Como su bisabuelo, Uzías, tenía el problema de ser orgulloso. Ezequías se había enriquecido inmensamente a lo largo de su reinado, y la invasión reciente por Asiria no había reducido su valor neto. De hecho, después de Tu liberación milagrosa de Jerusalén, “muchos traían presentes al Señor en Jerusalén y presentes valiosos a Ezequías… de modo que después de esto fue engrandecido delante de todas las naciones” (2 Cr 32:23). Toda la alabanza se le subió a la cabeza, no pasó mucho tiempo antes de que “se [enalteciera] su corazón” (2 Cr 32:25). Entonces decidiste probarlo—cuando los embajadores babilonios vinieron para investigar su curación milagrosa, lo dejaste solo para ver cómo Ezequías les respondería. En lugar de darte toda la gloria a Ti, les abrió las puertas de su tesorería y se jactó de sus riquezas. Esto me enseña que la prosperidad es mucho más peligrosa que la privación, y que la aclamación de los demás me puede llevar rápidamente a ser orgulloso. Reprochaste a Ezequías por medio de Isaías, y se arrepintió (2 Cr 32:26), pero Tu juicio prometido solo se retrasó. Reflexión Si Ezequías hubiera aceptado su muerte prematura, nunca habría caído en el orgullo. Esto me enseña que Tu voluntad siempre es lo mejor para mí, incluso cuando significa que yo haga un gran sacrificio personal. Mejor someterme a Tu voluntad que tener lo que quiero y lamentarlo después. Petición Padre, pocos han sobrevivido la “bendición” de las muchas riquezas y de la fama, porque con frecuencia producen “el corazón enaltecido”. Ayúdame a estar contento con lo que tengo; ayúdame a mirar mi vida y proclamar: “Es suficiente”. Agradecimiento Gracias por el consuelo de saber que Tú escuchas mis oraciones y ves mis lágrimas. Eres un Dios misericordioso y amable, ¡y siempre puedo echar toda mi ansiedad sobre Ti! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: 2 Crónicas 32:31. |