Querido Padre Celestial, Alabanza No puedo menos que sonreír al leer Tu bendición: “Bendito es Egipto Mi pueblo, y Asiria obra de Mis manos, e Israel Mi heredad” (Is 19:25). Escondida en los oráculos de Isaías a las naciones es una de las más bellas declaraciones de Tu deseo de que “todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad” (1 Ti 2:4). ¡Imagínalo—Tú llamarás a Egipto “Mi pueblo”! ¡Gloria al Señor! Hoy en Tu Palabra Hoy me contaste más de los oráculos de Isaías a las naciones. Estos oráculos enumeraron Tus cargos contra las naciones de los alrededores de Judá, comenzando con Babilonia (Is 13–14) y terminando con Tiro (Is 23). Isaías proclamó estos oráculos al pueblo de Judá porque él quiso que se dieran cuenta de cuán necio sería confiar en las naciones que ya habías destinado al juicio. En lugar de eso, Judá debía confiar en Ti y esperar que Tú los libraras de la amenaza siria. De la misma manera, necesito poner mi confianza solo en Ti. Gobiernos, instituciones, organizaciones—todos ellos pueden fallar, ¡pero Tú nunca me fallarás! El oráculo contra Moab es único entre las “cargas” que pronunció Isaías contra las naciones. Parece que Isaías sintiera verdadero dolor al considerar el juicio venidero de Moab, y pidió que Judá le diera la bienvenida a cualquier refugiado que buscara asilo en su tierra (Is 16:3–4). La soberbia de Moab los llevó a su destrucción (Is 16:6), pero incluso en medio de Tu juicio, mandaste que Tu pueblo tuviera compasión por su enemigo. Esto me enseña que yo debo tener misericordia de los que has disciplinado por su pecado. El oráculo contra Siria (Damasco) ilustra la ruina que sobrevendría al opresor de Judá—su gran ciudad sería un montón de escombros. La nación de que Acaz tenía tanto miedo que pidió la ayuda de Asiria fue destinada a ser aplastada bajo Tu mano poderosa. ¡Esto me muestra cuán absurdo es temer al hombre en lugar de temerte a Ti! El oráculo contra Egipto es una revelación fascinante de Tus planes para esta gran nación, tanto en un futuro próximo como en el reinado milenario de Cristo. Con frecuencia, Judá fue tentado a confiar en Egipto en lugar de confiar en Ti cuando enfrentaron amenazas políticas y militares, e Isaías dejó claro que Egipto sería juzgado junto con las otras naciones. En un futuro cercano, Tú incitarías una guerra civil en Egipto, y caerían bajo el reino de un “amo cruel” (Is 19:4). Sin embargo, en el milenio, los de Egipto “temblarán y estarán aterrados ante la mano alzada que el Señor de los ejércitos agitará contra ellos” (Is 19:16). En ese día, los egipcios volverán a Ti y se aliarán con Judá. Habrá un altar a Ti en Egipto, ¡y Tú serás su Dios! ¡Un camino se extenderá de Egipto hasta Asiria, y los egipcios Te adorarán junto con los asirios y con los israelitas! Qué increíble pensar cómo las naciones que lucharon contra Judá, las naciones de que tuvieron tanto miedo, algún día vendrán para juntarse con ellos en adoración. Esto me enseña que el evangelio trasciende fronteras nacionales— ¡debo ir y hacer discípulos de todas las naciones, enseñándoles a amarte y servirte! Reflexión La pregunta, ‘¿En quién confiarás—en Dios o en los hombres?’ es tan importante actualmente como lo fue en los días de Isaías. Cuando una crisis me sobreviene, ¿esperaré en el Señor o pondré mi confianza en los hombres? Petición Padre, ¡mi deseo es poner mi mano en la Tuya y apoyarme en Tus brazos poderosos! ¡Mantenme cerca de Tu lado! Agradecimiento ¡Gracias por la promesa de que eres soberano sobre los asuntos del hombre! De verdad, ¡Tu reinado es supremo! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Isaías 19:20. |