Querido Padre Celestial,

Alabanza

Cuando Joram hizo lo malo ante Tus ojos, podrías haber destruido a Judá. Pero no quisiste destruir la casa de David a causa del pacto que habías hecho con él, y porque prometiste darle una lámpara a él y a sus hijos para siempre” (2 Cr 21:7). Siempre cumples Tus pactos—eres fiel a Tu palabra y paciente para con los que Te ponen a prueba. ¡Te alabo hoy por Tu amor y Tu misericordia! ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste acerca del reinado sangriento de Joram, el saqueo de Jerusalén, la profecía de Abdías contra Edom y el ministerio de Eliseo en Israel. Joram se había casado con la hija de Acab, Atalía (¡con la bendición de Josafat!), por consiguiente, su decisión de asesinar a sus hermanos y llevar a Judá a la idolatría no sorprende. De inmediato, juzgaste a Joram, primero por medio de la carta de Elías y luego a través de Edom, que junto con Libna, se rebelaron contra su reinado. También provocaste a los filisteos y a los árabes, y ellos invadieron Judá y robaron las posesiones, las mujeres y los hijos de Joram. De nuevo, estabas enseñando a Tu pueblo que el pecado trae el sufrimiento, y el camino hacia la paz solo se halla en la obediencia fiel a Ti. Edom se deleitó al enterarse del saqueo de Jerusalén, y se regodeaba mientras que los árabes y los filisteos se llevaban las riquezas de la ciudad (Abd 1:10–14). Abdías, un profeta de Dios, denunció a Edom por su participación en la invasión, y le advirtió que muy pronto Edom sería “cortado del monte de Esaú con muerte violenta” (Abd 1:9). También predijo la victoria final y la reivindicación de Israel en los últimos día: “Porque se acerca el día del SEÑOR sobre todas las naciones. Como tú has hecho, te será hecho; tus acciones recaerán sobre tu cabeza. Pero en el Monte Sion quedará un remanente, y será lugar santo, y la casa de Jacob volverá a tomar sus posesiones” (Abd 1:15, 17). Unos años después de ese día, el profeta Joel citaba a Abdías al decir que “y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo” (Jl 2:32), y con gozo, Pedro proclamó este versículo a los judíos en Jerusalén en Pentecostés (v. Hch 2:21). Esto me enseña que mientras que a veces utilizas una nación malvada para juzgar a Tu pueblo, tales naciones no escaparán de Tu juicio—nadie puede pecar y eludir el castigo (v. Hab 1–2). También me muestra que incluso en medio del juicio, siempre hay un mensaje de esperanza y redención. Ofreces salvación al mundo por medio de Tu Hijo, ¡y todos los que se vuelven arrepentidos a Él ganarán la vida eterna!

Reflexión

La historia de Naamán me enseña que no eres impresionado por ningún deseo que yo tenga para hacer hazañas en Tu Nombre. En cambio, lo que Te impresiona es mi obediencia fiel en hacer las cosas pequeñas, y mi compromiso para seguirte incluso cuando me lleves en un camino que parezca ser insensato.

Petición

Padre, cuando Tu voluntad no sale como yo espero, dame la gracia para doblar mis rodillas ante Tu trono y obedecer la voz dulce de Tu Espíritu Santo. ¡Que se haga Tu voluntad!

Agradecimiento

Pablo dijo: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Ts 5:18 RVR60), entonces, ¡Te doy gracias hoy en todo, sabiendo que estás trabajando en mí para hacerme a la imagen de Jesucristo!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: 2 Reyes 5:13.