Querido Padre Celestial,

Alabanza

Dijiste a Asa: “El Señor estará con ustedes mientras ustedes estén con Él. Y si Lo buscan, se dejará encontrar por ustedes; pero si Lo abandonan, Él los abandonará” (2 Cr 15:2). No puedo hacer menos que alabarte cuando leo esas palabras—si estás por mí, ¿quién podrá estar contra mí? ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste sobre los reinados de Asa, Nadab, Baasa, Ela y Zimri. Los años tempranos de Asa se caracterizaba por reforma religiosa—él quitó los altares extranjeros, destruyó los pilares sagrados y mandó que el pueblo de Judá Te obedeciera. Tú lo recompensaste por darle diez años de paz—“ya que el país estaba en paz y nadie estuvo en guerra con él durante aquellos años, porque el Señor le había dado tranquilidad” (2 Cr 14:6b). Esto me recuerda del proverbio: “Cuando los caminos del hombre son agradables al Señor, aun a sus enemigos hace que estén en paz con él” (Pr 16:7). Asa no malgastó este periodo del descanso—lo usó para edificar las defensas de Judá. Pero nada que hacía lo preparó para el ejército de Zera, ¡una fuerza de 1.000.000 hombres! Asa supo que no podía derrotar a tal enemigo, y llamó a Ti: “Oh Señor, Tú eres nuestro Dios; que no prevalezca ningún hombre contra Ti” (2 Cr 14:11b). Respondiste a la oración de Asa, derrotando a los etíopes—tantos cayeron muertos que no podían reorganizar, el pueblo recogió muchísimo botín. Esto me enseña que no hay batalla demasiada grande para Ti. Cuando pongo mi confianza en Ti y obedezco Tu Palabra, eres fiel para darme victoria sobre el enemigo. Después de la batalla, enviaste a Azarías para animar a Asa que continuara sus reformas—“esfuércense y no desmayen, porque hay recompensa por sus obras” (2 Cr 15:7). Asa se animó al escuchar estas palabras, y dirigió a Judá en un avivamiento nacional.

Reflexión

Asa estaba tan comprometido a seguirte que quitó a Maaca, su abuela, de ser la “reina madre” de Judá. ¿Seguiría yo fiel a Ti si significaba que yo tomara una postura contra de mi propia familia?

Petición

Padre, a veces me canso de hacer bien. Dame hoy una efusión especial de Tu Espíritu, y ayúdame a estar firme en la pelea contra los ataques del enemigo.

Agradecimiento

Gracias por las palabras alentadoras que dijiste a Asa. Se dirigen a mí también y me recuerdan que “porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gá 6:9).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: 2 Crónicas 15:4.