Querido Padre Celestial, Alabanza EEn un mundo lleno de caos e incertidumbre, eres el Dios que nunca cambia (Mal 3:6; Stg 1:17). Aunque algunos se rebelan contra Tu autoridad, reinarás para siempre (Sal 146:10). Te alabo hoy como el Rey de reyes y el Señor de señores, y exalto Tu Nombre. ¡Aleluya! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste cómo Absalón instigó una rebelión contra su padre David. Joab se dio cuenta de que David todavía amaba a Absalón a pesar del asesinato de Amnón, y utilizó una estratagema ingeniosa para convencer a David para dejar que Absalón volviera. A diferencia de Natán, cuya historia apeló a la consciencia de David en lugar de sus sentimientos, la historia que presentó Joab apeló a los sentimientos de David más que a su consciencia. David sabía que algo debía hacerse en el caso de Absalón, pero le faltaban el coraje y la determinación para hacerlo. Joab, en lugar de instar a David para hacer el bien, se hizo cómplice de la debilidad e indecisión de David. Esto me enseña qué importante es rodearme de amigos que harán que yo les rinda cuentas de mis acciones y que me animen a hacer el bien. A Absalón le fue permitido volver a Jerusalén, pero no podía entrar en la presencia de David. Por dos años esperó, y finalmente, al sentir que la hora era oportuna, encendió un fuego debajo de Job (literalmente) y fue reconciliado con su padre. David lo abrazó en un acto perdonador, pero el corazón de Absalón no estaba arrepentido. De hecho, David le estaba dando la bienvenida a una serpiente venenosa para que entrara en su casa. Durante cuatro años, Absalón le había robado el corazón del pueblo, y otra vez, David huía para salvarse. Esto me muestra que una reconciliación verdadera se debe basar sobre un arrepentimiento verdadero—si se basa en otra cosa, será preludio del desastre. Reflexión David creyó la acusación que hizo Ziba contra Mefi-boset sin verificar los cargos (2 S 16:1–4). No debo apresurarme a aceptar una acusación contra alguien, especialmente cuando él que presenta los cargos puede aprovecharse de la caída del acusado. Petición Padre, dame la gracia que necesito para responder a la crítica de los otros con la humildad que tenía David. Enséñame a dejarte lugar a Ti para que Tú veas mis aflicciones y me muestres misericordia (2 S 16:10–13). Agradecimiento Gracias por la promesa cierta de que no me abandonarás aun cuando mis propios amigos y mi propia familia me rechacen. De veras eres mi roca—no resbalaré (Sal 62:6). En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: 2 Samuel 15:25. |