Querido Padre Celestial, Alabanza Me humillo hoy delante de Ti—me disciplinas cuando peco y mi desobediencia siempre trae consecuencias. Prometiste no desamparar a Tu pueblo, y yo sé que nunca me desampararás (1 S 12:22). Adoro y alabo Tu Gran Nombre. ¡Aleluya! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste sobre la derrota de los amonitas por el rey Saúl, el discurso de despedida de Samuel, y el primer pecado de Saúl. Saúl superó su primer desafío como rey con mucho éxito. El hecho de que todavía trabajaba en el campo muestra que era humilde y trabajador. Tu Espíritu lo habilitó, le dio sabiduría y le ayudó a dirigir al pueblo en la batalla. Le otorgaste una victoria decisiva, y en lugar de vengarse de los que lo habían rechazado como rey, fue misericordioso y perdonador. Saúl parecía ser exactamente cómo debe ser un rey. Samuel tomó la ocasión en Gilgal de la confirmación de Saúl como rey para advertir al pueblo que no Te olvidara. Les dijo que habían pecado al pedir un rey—pero ahora que lo tenían, necesitaban renovar su compromiso de seguirte. Esto me enseña que Tu voluntad para mi vida es dinámica, no estática—un solo error no puede impedirme de regresar al centro de Tu voluntad. Al tomar cada decisión, tengo la oportunidad y la responsabilidad de rendirme a Tu Espíritu y obedecer a Tu voz (1 S 12:14–15). Trágicamente, Saúl no superó la próxima prueba como rey. Esto me muestra que el verdadero carácter de una persona solamente se revela bajo gran presión. En lugar de arrepentirse, Saúl se justificó delante de Samuel (1 S 13:12b), y su negativa a humillarse le costó a su familia la dinastía real. Reflexión Cuando hiciste la pregunta a Saúl, “¿Qué has hecho?” intentó justificar su pecado por hablar de todas las circunstancias atenuantes. ¿Con qué frecuencia me justifico delante de Ti, rehusando admitir mi propia falta de fe? Petición Padre, ayúdame a no comportarme neciamente como Saúl. Ayúdame a guardar Tus mandatos sin importar el costo y creer en Tu palabra en todas las circunstancias. Agradecimiento Gracias por derramar Tu gracia en mi vida. Me regocijo en tiempos de adversidad porque yo sé que “la prueba de vuestra fe produce paciencia” (Stg 1:3 RVR60). En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: 1 Samuel 12:20. |