Querido Padre Celestial, Alabanza Moisés dijo al pueblo: “Porque todo el que hace estas cosas, todo el que comete injusticia, es abominación para el Señor tu Dios” (Dt 25:16). Eres un Dios que ama la verdad y odia la mentira. El mundo está lleno de decepción, pero Tú quieres que “todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad” (1 Ti 2:4). ¡Exalto Tu Nombre y Te adoro con todo mi corazón! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste la conclusión del segundo sermón de Moisés a los israelitas en las llanuras de Moab al fin de los 40 años de peregrinación. Moisés terminó su repaso de Tus leyes del pacto y llamó al pueblo a tener cuidado “de cumplirlos con todo tu corazón y con toda tu alma” (Dt 26:16). La ley específica sobre divorcio y segundas nupcias negó la posibilidad de algún tipo de intercambio de esposas ‘legal’ (Dt 24:1–4). Esto me enseña que amar a mi cónyuge significa que: (1) yo cumpla Tu intención de que un hombre y su mujer estén unidos en matrimonio para siempre, (2) yo me dé cuenta de cuán grave es el divorcio; separa lo que has unido, y (3) yo busque la reconciliación si mi cónyuge no se ha vuelto a casar con otra persona (v. Mt 5:31–32; 19:3–9; Mr 10:2–9). Las leyes sobre tomar prendas para los préstamos me enseñan que amar a mi prójimo quiere decir que: (a) yo nunca debo privarle de lo que necesite para ganar dinero, (b) yo siempre debo respetar su privacidad y su dignidad como mi hermano, (c) yo me debo preocupar de devolver su prenda si es necesaria para proveerle abrigo o techo. La ley ordenó la pena de muerte por secuestrar a otros y venderlos como esclavos; esto demuestra cuanto Te importa la libertad de otros (Dt 24:7). Seguías recordando a los israelitas que habían sido obligados a trabajar como esclavos en Egipto; querías que ese recuerdo les instara a ser amables y compasivos con los menos afortunados. Reflexión Puedo recordar ocasiones en que yo fui maltratado. ¿Uso esos recuerdos para motivarme para tratar a otros con justicia y amor? Petición Padre, ayúdame a tener en cuenta a los menos afortunados (Dt 24:19–22), y dame un espíritu de generosidad para el extranjero, el huérfano y la viuda. Agradecimiento ¡Gracias por ser generoso para conmigo! ¡Aun cuando estuve perdido en el pecado y no quise nada contigo, extendiste la mano hacia mí con amor! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Deuteronomio 26:18–19. |