Querido Padre Celestial, Alabanza Hubo varias ocasiones cuando dejaste que los israelitas tuvieran hambre, pero Tu propósito no fue dañarles. En vez de eso, Tu plan era “para finalmente hacerte bien” (Dt 8:16). Esto me enseña cómo eres: eres un Padre maravilloso que me disciplina y humilla para finalmente bendecirme y prosperarme. ¡Te alabo hoy, y bendigo Tu Nombre! ¡Te alabo, Señor! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste más del segundo sermón de Moisés a los israelitas en las llanuras de Moab al fin de los 40 años de peregrinación. Moisés les pidió a los israelitas que permanecieran completamente fieles a Ti, y este momento les advirtió sobre las amenazas que habían para destruir su lealtad. Primera, las naciones que vivían en Canaán. Moisés les advirtió que los cananeos los llevarían a la idolatría, y mandó que Israel los destruyera completamente (Dt 7:2). Esto me enseña que debo ser despiadado en quitar cualquier cosa que me lleve al pecado (por ej., relaciones, entretenimiento, comida, etc.). No puedo evitar vivir en un mundo pecaminoso, pero sí puedo prevenir que el mundo se haga un espacio en mi vida. Segunda, sus corazones orgullosos. Moisés dijo a Israel que Tu decisión para guiarles por el desierto fue intencional; quisiste humillarlos y probarlos para revelar lo que estaba en sus corazones. Esto me enseña que mi preocupación principal debe ser una obediencia completa a Tu Palabra (Dt 8:3). Ya sabes de mis necesidades físicas y me las proveerás a Tu tiempo; necesito enfocarme en seguirte. Tercera, su abundancia futura. Moisés les advirtió que la prosperidad podría resultar en olvidarte y no acordarse de quién provenían sus bendiciones: “Pero acuérdate del Señor tu Dios, porque Él es el que te da poder para hacer riquezas” (Dt 8:18). Esto me enseña cuán importante es acordarme diariamente que todo que lo tengo es una dádiva de Ti. Me has habilitado para trabajar y ganar dinero, y debo usar ese dinero para glorificarte. Reflexión El pueblo de Israel no fue el único en tener que enfrentar la tentación en el desierto; Jesucristo mismo fue llevado por el Espíritu para ser tentado en el desierto. Si humillaste y probaste a Tu propio Hijo, ¿cómo podría yo esperar menos? Petición Padre, yo sé que las tentaciones que enfrento son comunes a los hombres (1 Co 10:13a). Ayúdame a resistir al diablo y huir de la idolatría (1 Co 10:14). Agradecimiento Gracias por la promesa de que eres fiel; no permitirás que yo sea tentado más allá de lo que puedo soportar,¡sino que con la tentación proveerás también la vía de escape, a fin de que pueda resistirla (1 Co 10:13b)! En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Deuteronomio 8:16. |