Querido Padre Celestial,

Alabanza

Te alabo hoy; eres un Dios que Te encanta bendecir y prosperar a Tu pueblo. Digo con Pablo: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Ef 1:3). Todo lo que tengo viene de mi unión con Jesucristo; en Él, tengo “redención mediante Su sangre”, en Él, he “obtenido herencia”, y en Él, fui “sellado con el Espíritu Santo de la promesa” (Ef 1:7, 11, 13).

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste de las dos sendas que pusiste ante Tu pueblo. La senda de la obediencia resultaría en salud, prosperidad y bendición, mientras que la senda de la rebelión resultaría en enfermedad, pobreza y muerte. Lo dejaste bien claro que morarías con ellos y serías su Dios, la única cosa que tenían que hacer era confiar en Ti y obedecerte. Cuán trágico es saber que aun con las advertencias claras del desastre venidero dadas a Israel, escogerían seguir la senda de la desobediencia. (Padre, ¡guárdame de tal desastre!) A pesar de estar en medio de la ruina, siempre hay esperanza. Eres un Dios que perdona y restaura, y proveíste a Israel un camino de vuelta de la apostasía. Si se humillaban, confesando sus pecados y dejando atrás la maldad “[Te] acordar[ías] de [Tu] pacto con Jacob” (Lv 26:42). El salmista dijo: “Y se acordó de Su pacto por amor a ellos, y se arrepintió conforme a la grandeza de Su misericordia. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde la eternidad y hasta la eternidad. Y todo el pueblo diga: “Amén.” ¡Aleluya!” (Sal 106:45, 48).

Reflexión

Cuando Pablo advirtió a los corintios que no estuvieran unidos en yugo desigual con los incrédulos, citó a Levítico 26:11 para subrayar la verdad de que los cristianos son el “templo del Dios vivo” (2 Co 6:16). ¿Tengo cuidado de no unirme con incrédulos en mis negocios y amistades?

Petición

Padre, guárdame de ser manchado por el mundo (Stg 1:27). Ayúdame a ser la sal y la luz en una generación torcida y perversa, allegándome siempre a Ti en fe y obediencia (Mt 5:13–16).

Agradecimiento

Gracias por la promesa de que darás la bienvenida a los que se separen del mundo: “Yo seré un padre para ustedes, y ustedes serán para Mí hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Co 6:17–18).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Levítico 26:11–12