Querido Padre Celestial,

Alabanza

Declaraste a Israel: “Santos serán porque Yo, el Señor su Dios, soy santo” (Lv 19:2). Esto me enseña que “la santidad” describe lo esencial de Tu carácter. Eres completamente separado de todo pecado, y eres santificado (separado) a una relación íntima entre las Personas de la Trinidad. ¡Te alabo como el Dios santo, y quiero que mi vida refleje Tu santidad! (1 P 1:14–16).

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste Tus limitaciones sobre el sexo y Tus leyes con respecto a la santidad. Las naciones de Egipto y Canaán practicaban muchas perversiones sexuales: homosexualidad, bestialidad, incesto, etc. Se obligaba la inmoralidad en sus cultos a la fertilidad. Como contraste, Tus leyes sobre el comportamiento sexual llevarían a Israel al original orden creado: un hombre con una mujer en una relación del amor. Además, Tus leyes prohibían el matrimonio entre familiares cercanos (por ej., entre hermanos). Aunque esta prohibición no era parte del orden creado, se llegó a ser necesaria por causa de las deformidades biológicas que habían surgido en el mundo posdiluviano. Esto me muestra cuánto Te importan a Ti la protección y la preservación de la familia, y cuán importante es inculcar en mis niños un buen entendimiento del comportamiento sexual que Te agrada. Tus leyes con respecto a la santidad eran prácticas y relacionadas directamente con la vida cotidiana. De hecho, Levítico 19 es uno de los capítulos más importantes en la Biblia que describe qué significa ser santo. Ser santo significa: obedecer las ordenanzas rituales, dejar comida para los pobres, no robar al vecino, cuidar de los sordos y ciegos, quedar dentro de Tus limitaciones del sexo, rechazar las prácticas paganas, reconocer Tu soberanía sobre todo, y honrar a los ancianos. Esto me enseña que la santidad tiene que ver con amarte a Ti y a los demás; quieres que yo sea separado del pecado y del mundo, para ser Tuyo (Lv 20:26).

Reflexión

Los fariseos creían que Levítico 18:5 enseñaba que guardar la ley era lo que llevaría al hombre a una relación correcta contigo. Pablo enseñó que guardar la ley es el fruto de la justificación en vez de cómo ser justificado. La ley fue dada a Tu pueblo en el pacto para mostrarle cómo vivir una vida santa, no para ser una valla que se debería saltar si quisiera ser salvo.

Petición

Padre, a veces no es fácil amar y perdonar a mi prójimo. Ayúdame a devolver bien por mal y tratar a otros creyentes como coherederos de la gracia de Cristo (Ro 12:21; 1 P 3:7).

Agradecimiento

Gracias por las guías prácticas que me has dado en Levítico sobre cómo ser santo. ¡Te agradezco mucho por los límites que has puesto en mi vida!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Levítico 19:2