Querido Padre Celestial,

Alabanza

Ordenaste: “Que Me hagan un santuario, para que Yo habite entre ellos” (Ex 25:8). ¡Qué idea tan maravillosa que Tú, el Santo, Eterno Dios del universo, quisiera habitar con la gente que creaste! Te doy la bienvenida y Te honro como el Señor de mi vida, y quiero que mi corazón sea Tu morada. Junto con David, canto: “¡Engrandezcan al Señor conmigo, Y exaltemos a una Su nombre!” (Sal 34:3). ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste sobre Tus instrucciones para edificar el Tabernáculo. Por casi 500 años, el Tabernáculo sirvió como un lugar donde podías habitar entre Tu pueblo y donde Tu pueblo podía comunicarse contigo. Esto demuestra cuánto quieres tener una relación conmigo. Aunque el Tabernáculo hizo posible que vivieras entre los israelitas, también impidió acceso directo y físico a Tu presencia. Esta restricción enseñó al pueblo que eres santo y que la relación y comunión contigo era posible solo a través de un intermediario. En el primer pacto, los sacerdotes levitas eran los intermediarios entre el pueblo y Tú, pero solo eran un substituto temporal del verdadero Mediador, Jesucristo. Cristo ofreció Su propio cuerpo como sacrificio por el pecado, y tengo redención por Su sangre. He sido unido espiritualmente con Él por el poder de Su resurrección, ¡y actualmente tengo acceso directo al Lugar Santísimo: Tu trono celestial! Cada detalle del Tabernáculo y del altar de bronce, donde se ofrecían los sacrificios por el pecado, al sumo sacerdote mediador, quien ofrecía la sangre del sacrificio en el propiciatorio, prefiguró este plan redentor. Simbolizó el ministerio de Tu Hijo, Jesucristo, que salió de Su trono en los cielos y habitó entre Su pueblo (Jn 1:14). Jesucristo es mi Sumo Sacerdote, ¡y Su sangre me ha redimido de ser esclavo del pecado!

Reflexión

La primera cosa que los israelitas veían al entrar en el atrio del Tabernáculo era el altar de bronce. Su presencia era un vívido recordatorio que eres un Dios santo, y que el acceso a Tu presencia se hace posible solo por medio de un sacrificio.

Petición

Padre, dame un sentido nuevo de gratitud por el sacrificio hecho por Jesús en la cruz. Ayúdame a vivir cada día a la luz de Su misericordiosa provisión de amor y gracia.

Agradecimiento

¡Gracias por el regalo del Tabernáculo! Me ayuda a percibir y entender tantas características del ministerio redentor de Jesús.

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Éxodo 25:8