Querido Padre Celestial, Alabanza Junto con el pueblo de Israel, yo canto: “Mi fortaleza y mi canción es el Señor, y ha sido para mí salvación; éste es mi Dios, y Lo glorificaré, el Dios de mi padre, y Lo ensalzaré… ¿Quién como Tú entre los dioses, oh Señor? ¿Quién como Tú, majestuoso en santidad, temible en las alabanzas, haciendo maravillas?” (Ex 15:2, 11). ¡Alabo y exalto hoy a Tu Nombre! ¡Aleluya! Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste sobre el cruce del Mar Rojo y las murmuraciones de los israelitas sobre la falta de comida y agua. Empezaste a probar a Tu pueblo en el momento en que salió de Egipto. Tú sabías que se volverían si enfrentaran una guerra contra los filisteos, y por eso los dirigiste a un lugar donde serían atrapados entre el ejército egipcio y el mar. Esto me enseña que es posible que me dirijas a situaciones desesperantes para probar mi fe. Primero, cundió el pánico en el pueblo, pero Moisés les dijo: “No teman; estén firmes y vean la salvación que el Señor hará hoy por ustedes” (Ex 14:13). Entonces “por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca” (He 11:29). Cuando los egipcios intentaron seguirlos, ahogaste al ejército entero. Esto me muestra que cuando yo me enfrente a tales circunstancias, debo poner mi confianza en Ti y esperar Tu liberación. Te deleitas en fortalecer a aquéllos cuyo corazón es completamente tuyo (2 Cr 16:9). El maravilloso milagro en el Mar Rojo debería haberles mostrado a los israelitas que eres digno de su confianza, pero después de solo tres días, estaban quejándose sobre las aguas amargas de Mara. Esto me enseña que presenciar milagros no produce gran fe, sino que la gran fe se forja en el horno de adversidad y viene de una convicción firme que Tú puedes y Tú guardarás (Lc 7:1–10). Desafortunadamente, Israel debía aprender de experiencias repetidas que sí podrías proveer para ellos. Hiciste que se escribieran estos eventos para que yo pueda aprender a confiar primero en Ti. Por enfocarme en Tu fidelidad en el pasado, puedo enfrentar crisis con confianza en vez de duda y temor. Reflexión Murmurar y quejarme sobre Tu dirección en mi vida es lo mismo como dudar Tu bondad y resistir Tu voluntad. ¿Soy culpable de este pecado tan insidioso? Petición Padre, es posible que algún día Tú me dirigirás a algún lugar donde no haya agua. Si esto me pasa, por favor ayúdame a aceptarlo con humildad tranquila y confiar en Ti para proveer mis necesidades. Agradecimiento Gracias por compartir conmigo cómo probaste la fe de Israel. Estoy tan agradecido por la oportunidad de aprender de sus errores y examinar mi propia vida en busca de un espíritu quejumbroso. En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Éxodo 14:14. |