Querido Padre Celestial,

Alabanza

Abraham te hizo esta pregunta: “El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?” (Gn 18:25). La respuesta es un rotundo “¡Sí!” Eres un Dios de amor y de misericordia, no queriendo que nadie perezca. Das a toda persona oportunidad tras oportunidad para arrepentirse antes de que venga tu juicio final. ¡Hoy te alabo y bendigo tu nombre!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste de la destrucción de Sodoma y Gomorra. El pecado de las ciudades de la llanura era “sumamente grave”, y el clamor de su iniquidad había llegado hasta ti. ¿Cuál fue su pecado? Ezequiel dijo: “Pues ésta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: arrogancia, abundancia de pan y completa ociosidad tuvieron ella y sus hijas; pero no ayudaron al pobre ni al necesitado, y se enorgullecieron y cometieron abominaciones delante de Mí. Y cuando lo vi las hice desaparecer” (Ez 16:49–50). Sabiendo que el sobrino de Abraham, Lot, vivía en Sodoma, revelaste a Abraham lo que estabas a punto de hacer. Permitiste que Abraham intercediera por Sodoma porque lo amabas y a ti te importaba cómo se sentiría. Querías que él entendiera que tu justicia y misericordia están perfectamente equilibradas; no te complaces en tu destrucción de los impíos, pero sí debes castigar el pecado. Enviaste a tus ángeles a la ciudad de Sodoma para rescatar a Lot, quien lamentó el perverso comportamiento de los malvados. Muchos años después, Pedro dijo que por eso, se mostró que sabes “rescatar de tentación (de prueba) a los piadosos, y reservar a los injustos bajo castigo para el día del juicio” (2 Ped 2:9). Lot, su esposa y sus dos hijas escaparon de la ciudad justo antes de que llegara tu juicio, pero la esposa de Lot miró atrás y se volvió en una estatua de sal. Muchos años después, Jesús la usó como un ejemplo de cómo podemos encariñarnos tanto a este mundo que quedemos entrapados en la destrucción que cae sobre los malvados (v. Lc 17:32–33).

Reflexión

Le hiciste a Abraham la pregunta: “¿Hay algo demasiado difícil para el Señor?” (Gn 18:14). ¡Esta pregunta es un recuerdo maravilloso de cuán fácilmente puedes vencer mis problemas!

Petición

Padre, ayúdame a vivir sin mancha en medio de este mundo tan depravado y pecaminoso. Recuérdame que este mundo no es mi hogar; solamente estoy de paso.

Agradecimiento

Gracias por mostrarte amable con pecadores indignos. Yo, también, estaba perdido en el pecado y desesperado por tu gracia; ¡te agradezco por la cruz! ¡Aleluya!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Génesis 19:26.