Querido Padre Celestial,

Alabanza

Melquisedec te llamó el “Dios Altísimo, Creador (Dueño) del cielo y de la tierra” (Gn 14:19). A ti te pertenece la tierra y todo en ella; rescatas a unos y vences a otros. Con Abram, te llamo mi Señor y alabo a tu nombre. ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste sobre el hombre llamado Abram. Abram, un descendiente de Sem, era un hombre ordinario que vivía como pagano en Ur. En tu soberanía, lo elegiste ser el padre de tu pueblo futuro Israel y el antepasado de Jesús, el Mesías. Predicaste el evangelio a él cuando dijiste: “En ti serán benditas todas las familias de la tierra” (Gn 12:3; v. Gá 3:8). Abram respondió en fe cuando lo llamaste (He 11:8), y por fe vivía en su propia tierra como si fuera extranjero, esperando con paciencia tu plan (He 11:9). Cuando Lot fue capturado por la coalición de reyes formada por Quedorlaomer, Abram y sus siervos los persiguieron y atacaron cerca de Damasco. Por tu ayuda, los venció y libró a Lot, su familia y todas sus posesiones. Después, tenía el privilegio de encontrarse con el sumo sacerdote Melquisedec, que fue un tipo de tu Hijo, Jesucristo (Sal 110:4). Este encuentro reveló dos verdades importantes del carácter de Abram: 1) tenía valor que provenía de ti; al enfrentarse con un enemigo poderoso, él atacó, y 2) estuvo preparado; sus siervos fueron entrenados para un conflicto potencial. Nunca sé cuándo yo pueda tener que hacer algo difícil. Como Abram, debo preparar para esos tiempos y depender del coraje que proviene de ti cuando lleguen.

Reflexión

La historia de cómo Abraham engañó a Faraón me toca. ¿Cuántas veces he tratado de resolver mis problemas sin ayuda ninguna, o he decidido cargarme del algún asunto por tener miedo? ¿Cuántas veces les he dolido a otros, especialmente las más cercas de mí, por una escasez de fe?

Petición

Padre, recuérdame entregarte mis temores y preocupaciones y confiar en tu cuidado providencial. Ayúdame, como Sara, someterme a mis autoridades terrenales y espirituales, incluso cuando creo que sus decisiones no sean buenas.

Agradecimiento

Gracias por tu dirección y protección. Me estás guiando por la vida como guiaste a Abram; ¡cuán maravilloso es estar bajo tu mirada!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Génesis 14:22–23.