Querido Padre Celestial, Alabanza Te alabo hoy por tu misericordia y bondad. Jesús dijo de ti: “Él hace salir Su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos” (Mt 5:45). ¡Cuán maravilloso eres tú! Amas a los malvados a pesar de su rechazo de ti; ellos tienen en poco las riquezas de tu bondad y tolerancia y paciencia, ignorando que la bondad de Dios les guía al arrepentimiento (Ro 2:4). En adoración, me inclino ante “El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad (fidelidad)” (Ex 34:6). Hoy en Tu Palabra Hoy me dijiste del discurso segundo de Zofar a Job. Zofar se ofendió por las palabras de Job, y amplió sus comentarios anteriores: los malvados pueden ser jubilosos y alegres por un tiempo breve, pero Dios pronto los destruirá (Job 20:5–7). Job dio un suspiro de frustración; sus amigos no podían ver la falacia en creer que porque el pecado sí puede causar el sufrimiento, se sigue que la presencia de sufrimiento prueba que un pecado se había cometido. Job preguntó: “Si el triunfo de ellos sea breve, ¿por qué siguen viviendo los impíos, y al envejecer, también se hacen muy poderosos?” (Job 21:7.) Se siguieron ejemplo tras ejemplo de cómo los malvados son ricos, poderosos, y de larga vida. Las observaciones de Job parecen ser un prefacio del libro de Eclesiastés; ambos los prósperos y los pobres tienen el mismo destino (v. Ec 2:14–17). Reflexión Al leer este discurso de Job me recordó de cuán fácil es tener envidia de la prosperidad de los malvados (Sa 73:3–12). Como Asaf, yo mismo he pensado: “Ciertamente en vano he guardado puro mi corazón y lavado mis manos en inocencia” (Sal 73:13). Petición Padre, ayúdame hoy a darme cuenta de la verdad que has puesto a los malvados en “lugares resbaladizos; los arrojas a la destrucción. ¡Cómo son destruidos en un momento! Son totalmente consumidos por terrores repentinos” (Sa 73:18–19). Esto significa que puede ser que los malvados vivan una vida desahogada aquí en esta tierra, pero están acumulando ira para sí mismos en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, y tú pagarás a cada uno conforme a sus obras (Ro 2:5–6). Agradecimiento Gracias por tu gran amor con que me amaste; aun cuando yo estaba muerto en mis delitos, me diste vida juntamente con Cristo (Ef 2:4–5). En el nombre de Jesucristo, Amén. Versículo de Meditación: Job 21:22. |