Querido Padre Celestial,

Alabanza

Te alabo hoy por Tu Hijo, “el verdadero pan del cielo”. He sido unido espiritualmente con Él, y como un pámpano en la vid, recibo su “carne y sangre” y me dan la vida (Jn 6:54). ¡Qué maravilloso es ser parte del cuerpo de Jesucristo! Él dijo: “Como el Padre que vive Me envió, y Yo vivo por el Padre, asimismo el que Me come, él también vivirá por Mí” (Jn 6:57). ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste sobre el discurso de Jesús en la sinagoga de Capernaúm. La audiencia Le preguntó, diciendo: “Rabí, ¿cuándo llegaste acá?” En ese momento, Él pudiera haberles dicho que había llegado muy de mañana cruzando el Mar de Galilea a pie (una señal obvia). Pero al contrario, reveló los verdaderos motivos de ellos. Lo estaban buscando, no porque habían creído en Él cuando vieron la señal de los panes, sino porque habían sido saciados y querían más pan. Jesús los retó a que trabajaran “por el alimento que permanece para vida eterna” (Jn 6:27a). Esto me enseña que mi motivo al buscar a Jesús es importante. Si me acerco a Él, queriendo que haga más fácil y más cómoda mi vida, me voy a sorprender. Debo venir por fe y en arrepentimiento, en lugar de por codicia y egoísmo. Entonces la multitud intentó desafiar que Él hiciera otro milagro, diciendo: “¿Qué, pues, haces Tú como señal para que veamos y Te creamos? ¿Qué obra haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto” (¡soltando indirectas de lo que realmente querían!) (Jn 6:30-31) Jesús respondió diciéndoles que Él era el “verdadero pan del cielo”. En respuesta, dijeron: “Señor, ¡danos siempre este pan!” Entonces les dijo cómo podían obtener este pan. Primero, el Padre tiene que traerlos, porque “nadie puede venir a Mí si no lo trae el Padre que Me envió”. En ese mismo momento, el Padre los estaba trayendo, porque Jesús acabó de decir que Él era “el que baja del cielo, y da vida al mundo”. Segundo, debemos responder en fe al llamamiento del Padre. Jesús les había dado una señal de que Él era el Mesías, pero se negaron a creerle: “Pero ya les dije que aunque Me han visto, no creen” (Jn 6:36). Tercero, deben obedecer la voluntad del Padre. Deben ver al Hijo y creer en Él (Jn 6:40). Si estuvieran dispuestos a creer en el Hijo, serían aceptados por el Padre. Entonces el Padre los daría al Hijo, y nunca se perderían ni serían echados afuera, y el Hijo los resucitaría en el día final (Jn 6:39). Esto me enseña que Tú extiendes Tu gracia hacia todos. Estás atrayendo a todo el mundo hacia Ti mismo por medio de Jesucristo (1 Timoteo 2:4; Tito 2:11). Los que creen en Jesús y que tienen una fe actual y viviente están en Tu mano poderosa, y “nadie las puede arrebatar de” esa mano (Jn 10:29).

Reflexión

En lugar de perseverar en su fe, muchos de los seguidores de Jesús Lo rechazaron después de este discurso. ¿Estoy comprometido a seguir a Cristo, no importa qué difícil sea el camino o la enseñanza?

Petición

Padre, dame un corazón que desee amarte y servirte sobre todo. Ayúdame a aferrarme a Cristo por fe, incluso cuando Tu voluntad para mi vida es difícil de aceptar.

Agradecimiento

Gracias por la promesa de que “si alguien come de este pan, vivirá para siempre” (Jn 6:51). Jesús es la respuesta que sacia el hambre y la sed en mi alma. ¡Te alabo, Señor!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Juan 6:27.