Querido Padre Celestial,

Alabanza

Cuando Jesús enseñaba a la multitud, les mandó que oraran: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” (Mt 6:11). Te alabo hoy por ser el Dios que provee. Antes de que yo Te pida lo que me hace falta, ya lo sabes, y satisfarás mis necesidades si pongo Tu reino en primer lugar. Me has otorgado riquezas espirituales en Jesucristo, y también me has dado bendiciones en esta vida presente. ¡Toda la gloria y toda la honra sean para Ti, el Padre de las luces, porque de Ti viene toda buena dádiva y todo don perfecto! ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste el resto del Sermón del Monte de Jesús. Primero, Jesús le dijo a su audiencia que no debían practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos. Al contrario, debían orar, ayunar, y dar limosna en lo secreto. Esto me enseña que mis buenas obras deben subir de la gratitud por lo que has hecho para mí, y no de un deseo de ser alabado por los hombres. Si no hago el bien para agradarte a Ti, entonces lo hago para agradarme a mí mismo. Segundo, Jesús les mandó que no se preocuparan de sus vidas, de qué comerían o qué beberían o con qué se vestirían. Al contrario, debían buscar primeramente Tu reino y Tu justicia, y todas estas cosas les serían añadidas. Esto me muestra que puedo superar las preocupaciones y las ansiedades de esta vida al recordar que Tú has prometido satisfacer mis necesidades. Si Te pongo en primer lugar y sigo fielmente comprometido al ministerio de Tu reino, suplirás para todo lo que necesito en esta vida. Tercero, Él les ordenó que no se juzgaran y que no se condenaran a sí mismos. Al contrario, debían perdonar libremente y dar generosamente. Esto me enseña a no tener un espíritu crítico hacia los demás. En lugar de buscar defectos en ellos y negarme a perdonar sus ofensas, debo tratarlos con la misericordia y la compasión con que quiero que me traten. Cuarto, Jesús les mandó que fueran inspectores de fruto, porque habrían muchos falsos profetas que les vendrían “…con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”. Esto me muestra que es necesario y apropiado juzgar las enseñanzas y el comportamiento de otros para saber si son justos o no. Hay gran diferencia entre estar vigilante espiritualmente y tener un espíritu crítico. Debo tratar con los demás tan amablemente como pueda, mientras al mismo tiempo debo tener cuidado de evitar las doctrinas falsas. Por último, Jesús dijo a la multitud que debían llamarlo “Señor” y entonces pasar por alto sus mandatos. Podrían hacer grandes hazañas en Su Nombre, pero si no Lo obedecían, nunca entrarían en el reino de los cielos. Esto me enseña que es fácil decir que soy discípulo de Cristo, pero la prueba se encuentra en mi obediencia fiel a Sus órdenes. Si digo que soy cristiano, pero si la forma cómo me comporto no respalda esa afirmación, solo me engaño y preparo el terreno para mi propia destrucción.

Reflexión

Jesús dijo que si no perdono a los que pecan contra mí, no me perdonarás cuando peco contra Ti (Mt 6:15). ¿Guardo rencor en mi corazón hacia alguien? ¿He perdonado a mis deudores?

Petición

Padre, ayúdame a oír las palabras de Tu Hijo y a ponerlas en práctica con todo mi corazón. Quiero que mi vida sea fundada en la obediencia a Tus mandatos, para que cuando vengan las tempestades de la vida, permanezca firme.

Agradecimiento

Gracias por dar a los que Te piden y que Te siguen pidiendo, y gracias por abrir a los que llaman y que siguen llamando. ¡Cuánto Te agradezco por tener el privilegio de servir al Dios que sabe cómo dar cosas buenas a sus hijos!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Mateo 7:13–14.