Querido Padre Celestial,

Alabanza

Al pueblo de Judá le hiciste la pregunta: “¿Acaso soy Yo un Dios sólo de cerca”, declara el Señor, “y no un Dios de lejos?” “¿Podrá alguien esconderse en escondites de modo que Yo no lo vea?” declara el Señor. “¿No lleno Yo los cielos y la tierra?” declara el Señor” (Jer 23:23–24). De verdad, eres un Dios que está en todo lugar—Tú ves todo lo que sucede y nada puede estar oculto de Tu vista. ¡Te alabo por Tu grandeza! ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste cómo Jeremías clamó contra los falsos profetas y sacerdotes que afirmaban hablar en Tu Nombre. El pueblo le preguntaría a uno de los falsos profetas si tenía un mensaje de Ti, y el falso profeta afirmaría tener “¡el oráculo/la carga (massa) del Señor!” Estabas tan enfadado por sus mentiras que prohibiste que nadie usara esas palabras—si alguien las usaba, los echarías de Tu Presencia (Jer 23:36–40). Hay varias características de los falsos profetas con las que actualmente necesito tener cuidado: (1) no hacen a su audiencia responsable por su pecado, (2) proclaman lo que el pueblo quiere oír, (3) no se preocupan de vivir vidas piadosas, y (4) su mensaje contradice la enseñanza clara de las Escrituras. En los días primeros del reinado de Joacim, enviaste a Jeremías para predicar otro sermón en el templo—por Tu misericordia, estabas dando una oportunidad final a Judá para arrepentirse. Pero al contrario, los sacerdotes y los profetas detuvieron a Jeremías y estaban planeando su ejecución. Pero Ahicam salió en defensa de Jeremías y recordó al pueblo que Miqueas había predicho la destrucción de Jerusalén hacía más de 100 años y que Ezequías no lo había ejecutado—en vez de eso, prestó atención a la advertencia de Miqueas. Con el tiempo, Jeremías fue librado, y pocos años después, pronunció Tu juicio final sobre el pueblo de Judá—sería llevado cautivo por los babilonios por 70 años (Jer 25:11–12). Y al final de los 70 años, juzgarías a Babilonia y cumplirías Tu promesa proclamada por Jeremías.

Reflexión

Dijiste a Jeremías que Tu Palabra es como fuego (Jer 23:29) —refina los metales preciosos haciéndolos aún más valiosos, pero destruye lo que no tiene ningún valor: madera, heno, hojarasca.

Petición

Padre, dame el coraje de Ahicam que arriesgó su vida para salir en defensa de Jeremías delante del pueblo. Ayúdame a respaldar a los que están comprometidos con proclamar Tu verdad.

Agradecimiento

Gracias por Tu misericordia—hiciste que Jeremías predicara el mismo mensaje de arrepentimiento por 23 años aunque el pueblo Te rechazó continuamente. ¡Cuán grande es Tu amor!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Jeremías 26:19.