Querido Padre Celestial,

Alabanza

Dijiste por medio de Isaías: “Si el Señor de los ejércitos lo ha determinado, ¿quién puede frustrarlo? Y en cuanto a Su mano extendida, ¿quién podrá apartarla?” (Is 14:27). Eres el gran Dios del universo— ¡nadie puede estorbar Tus planes y nada puede derrotar Tu propósito! Te alabo hoy y me postro delante de Tu trono. ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste el primer oráculo que proclamó Isaías contra Babilonia. En aquella época, Babilonia era parte del imperio asirio—no ascendió al dominio mundial hasta un siglo después. Esta sección de la profecía concentra acontecimientos que en realidad están separados por largos intervalos de tiempo—Isaías habla primero del “Día del Señor” (Is 13:1–16; el momento en que Tu ira será derramada sobre las naciones malvadas del mundo durante la Tribulación), entonces él ilustra cómo será ese Día al hablar de la destrucción venidera de Babilonia por los medos (Is 13:17–22). Era una práctica común para los profetas—utilizaban Tu juicio presente de Israel, de Judá, y de otras naciones como una vista previa en miniatura de cómo sería Tu juicio final en el “Día del Señor”. También me dijiste sobre la denuncia de los líderes malvados de Judá por el profeta Miqueas, una acusación apropiada dado que Acaz era el rey. Miqueas predijo que Jerusalén se convertiría “en un montón de ruinas” por su pecado (Mi 3:12) —una profecía escalofriante que se recordaría casi 100 años después cuando Jeremías le advirtió a Joacim del mismo destino (v. Jer 26:18). Pero Miqueas también habló sobre la exaltación futura de Sion en que Jesucristo reinaría sobre ella. La angustia de Judá se volvería en salvación, y un Rey Santo subiría para pastorear Su rebaño. ¿De dónde vendría este Rey? De Belén—“De ti Me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel” (Mi 5:2). Esta profecía se cumplió casi 700 años después con el nacimiento de Jesucristo. La lectura de hoy me enseña que Tú tienes todo el control de la historia— ¡declaras “el fin desde el principio” y estás usando todas las cosas para la gloria de Tu voluntad perfecta!

Reflexión

Miqueas condenó a los profetas falsos que proclamaron paz para los que les dieron de comer y guerra para los que no les dieron (Mi 3:5). Si me dejo ser motivado por el dinero, muy pronto yo mismo haré errar a los que me siguen, diciéndoles solo lo que yo sé que quieren escuchar.

Petición

Padre, ayúdame a amar el bien y aborrecer el mal. Úngeme con el poder de Tu Espíritu Santo.

Agradecimiento

¡Gracias por Tu Hijo, que viene otra vez para reinar sobre el mundo en santidad y verdad!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Miqueas 5:4.