Querido Padre Celestial,

Alabanza

Amós declaró: “El Señor, Dios de los ejércitos, el que toca la tierra, y ésta se derrite…el que edifica en los cielos Sus altos aposentos, y sobre la tierra ha establecido Su bóveda; el Señor es Su nombre” (Am 9:5–6). Tú eres grande y muy digno de adoración. Hoy Te alabo y glorifico Tu Nombre.

Hoy en Tu Palabra

Hoy me hablaste sobre la conclusión de las profecías de Amós a Israel. Amós habló de cinco visiones que demostraban los resultados del juicio que vendría sobre Israel. Las primeras dos eran bastante terribles, y Amós Te convenció para que Te arrepintieras de usar esos métodos de juicio. Esto me enseña que Tu castigo es perfecto; es seleccionado de una variedad de posibilidades para cumplir exactamente lo que Tú deseas. En la tercera visión, la de la plomada, Tú dijiste que Israel sería destruido con la espada, y ese castigo permaneció. En medio de las profecías, la gente reaccionó a Tu palabra. Lamentablemente, no resultó en arrepentimiento. Al contrario, Amasías, sacerdote de Betel se quejó con el rey Jeroboam, y el rey corrió a Amós de Israel, diciéndole: “Vete… a la tierra de Judá… allí profetiza” Qué lástima que Tu mismo pueblo no quiso escuchar Tu Palabra. Amós le advirtió a Israel que Dios enviaría hambre sobre la tierra: “No hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír las palabras del Señor” (Am 8:11). Esto me enseña la importancia de escuchar Tu voz y aceptar Tu Palabra incluso cuando me estás corrigiendo. Me alegra notar que casi nunca hablas de juicio sin afirmar la futura restauración de Tu pueblo. Tú prometiste: “En aquel día levantaré el tabernáculo caído de David”, y que las naciones serían llamadas por Tu Nombre (Am 9:11–12). ¡Santiago después mencionó a Amós como evidencia de que los gentiles también serían parte del pueblo de Dios!

Reflexión

Amós le dijo a Amasías: “Yo no soy profeta, ni hijo de profeta, sino que soy boyero y cultivador de higueras. Pero el Señor me tomó cuando pastoreaba el rebaño, y me dijo: ‘Ve, profetiza a Mi pueblo Israel.’” (Am 7:14–15). ¿Estaría yo dispuesto a dejar mi trabajo e ir a otro país si Tú me dijeras que fuera?

Petición

Padre, ayúdame a enamorarme de Tu Palabra. Ayúdame a guardarla en mi corazón para no pecar contra Ti (Sal 119:11).

Agradecimiento

Gracias por ser un Dios que renueva y restaura (Am 9:13–15). Me gozo en saber que un día toda la creación será hecha nueva, ¡y viviré para siempre en la luz de Tu glorioso trono!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Amós 8:4.