Querido Padre Celestial,

Alabanza

Jeroboam llevó sus becerros de oro a una batalla que él creía que iba a ganar, pero Abías puso su confianza en Ti, y le otorgaste una gran victoria sobre Jeroboam. Eres un Dios poderoso— ¡Te muestras fuerte por los que Te siguen! ¡Te alabo hoy y exalto Tu Nombre!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste sobre el reinado de Roboam y el de su hijo Abías. Roboam siguió fiel a Ti por cuatro años después de la muerte de Salomón, pero cuando su reino “se había afianzado y fortalecido, él abandonó la ley del Señor y todo Israel con él” (2 Cr 12:1). Esto me enseña que con frecuencia el poder y la prosperidad pueden llevarnos hasta la soberbia. También me muestra cuán rápidamente un reino tranquilo y rico se puede deshacer por el pecado. Solo cinco años después de la muerte de Salomón, el Templo y el palacio fueron saqueados por Sisac de Egipto. Dijiste a Roboam: “Ustedes me han abandonado, por eso también Yo los abandono en manos de Sisac” (2 Cr 12:5). Pero Roboam hizo algo en ese momento que su propio padre no hubiera hecho: se humilló y confesó su pecado. Al ver esto, tuviste misericordia de Roboam y no destruiste a Judá. Esto me enseña la importancia del arrepentimiento—siempre hay misericordia para los que se humillan bajo Tu poderosa mano (1 P 5:6). Abías, el hijo de Roboam repitió el error de su padre. Comenzó bien, y le diste victoria sobre su rival Jeroboam. Pero después de hacerse poderoso (2 Cr 13:21), Te abandonó y “anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él” (1 R 15:3). ¡Qué tragedia que con tanta frecuencia ponemos nuestra confianza en lo que nos has dado en lugar de ponerla en Ti!

Reflexión

Tú dijiste a Roboam que sería el esclavo de Sisac para que aprendiera la diferencia entre servirte a Ti y servir a los reyes de otras naciones. Si soy sabio, aprenderé del error de Roboam y evitaré la humillación y la vergüenza de tal disciplina.

Petición

Padre, dame un corazón completamente dedicado a Ti como el corazón de mi padre espiritual, David. Ayúdame a nunca abandonar ninguno de Tus mandamientos todos los días de mi vida.

Agradecimiento

Gracias por el privilegio de servirte a Ti; ¡yo no tengo ningún deseo de aprender cómo es servir a Satanás! ¡Que yo siempre recuerde de dónde vienen mis bendiciones y esté agradecido a Ti!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: 2 Crónicas 13:12.