Querido Padre Celestial,

Alabanza

Hay una misericordia oculta en las consecuencias del pecado de Adán. Tú supiste que el hombre ya caído buscaría satisfacción y sentido en las cosas materiales de esta vida, y quisiste que esa búsqueda terminara en la frustración y en el deseo de algo más. La incapacidad del hombre para hallar satisfacción en su vida “bajo el sol” es, en realidad, un regalo de Tu amor, porque si los hombres pudieran encontrar sentido aparte de Ti, ¿qué esperanza habría para sus almas eternas? En cambio, Te aseguraste de que la felicidad verdadera y la satisfacción solo se encontrarán en Ti, y llamas a toda persona que venga y que encuentre el contentamiento en Tu amor. ¡Te alabo, Señor!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me contaste más de las reflexiones de Salomón sobre su esfuerzo para buscar sentido y satisfacción en la vida “bajo el sol” (v. Ec 1:3). Él observó que muchos que trabajan con diligencia son privados del fruto de su trabajo, mientras que otros reciben los beneficios de su trabajo pero todavía no están contentos en su riqueza. “Pues también esto es vanidad y correr tras el viento” (Ec 4:16). Pero Salomón también descubrió algo que describió como “el don de Dios”—la capacidad de disfrutar del fruto del trabajo y deleitarse de ello en paz y felicidad. Esto me enseña que Tú eres la Persona que les otorga a los hombres la capacidad para estar satisfechos con su obra. Si Te pongo primero, y trabajo fielmente donde me has puesto, me ayudarás a estar contento en la obra que me has dado. También, me muestra que hay gran valor en aun lo más ordinario de las tareas cotidianas (beber, comer, trabajar, etc.) cuando se hacen dentro de una relación recta contigo. Cuando mi corazón está unido con la fuente de todo significado y toda satisfacción, ¡entonces mis esfuerzos y deberes personales también tienen significado y valor!

Reflexión

“Mejor es ir a una casa de luto que ir a una casa de banquete, porque aquello (la muerte) es el fin de todo hombre, y al que vive lo hará reflexionar en su corazón” (Ec 7:2). Si vivo en cada momento como si fuera mi último, viviré con celo y entusiasmo, moderado por sabiduría y perspicacia.

Petición

Padre, ayúdame a tener una vida equilibrada. Que yo nunca me imponga reglas estrictas que no son están escritas en la Biblia de un esfuerzo para ser súper-religioso (Ec 7:16; v. 1 Co 4:6), y que yo nunca me destruya a mí mismo de un esfuerzo para ser súper-impío (Ec 7:17). Otórgame la moderación en todo, y más que nada, ¡un espíritu de amor!

Agradecimiento

Gracias tanto por las dificultades como por los tiempos buenos—sé que has hecho ambos de ellos (Ec 7:14). Confío en el conocimiento de que siempre tienes lo mejor para mí en el corazón, ¡y nada me puede separar de Ti mientras que me aferro firmemente a Tu mano!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Eclesiastés 7:5.