Querido Padre Celestial,

Alabanza

Tú dijiste: “Por el Señor son ordenados los pasos del hombre, ¿cómo puede, pues, el hombre entender su camino?” (Pr 20:24) Esto significa que Tú estás trazando el rumbo de mi vida, y no debo preocuparme si no entiendo todo lo que me pasa. Por Tu fidelidad, mereces toda mi confianza, incluso cuando Tu tiempo y Tus planes no son claros. Confío en Tu liderazgo, ¡y Te alabo por Tu cuidado de mí! ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me contaste más de los proverbios de Salomón. Él tenía mucho que decir sobre varios tipos de gente. Habló sobre el necio, el simple, el sabio, el insolente—y él habló sobre el perezoso. Salomón dijo: “El perezoso mete su mano en el plato, y ni aun a su boca la llevará” (Pr 19:24). Al leer esto, mi primera reacción es: “¡Qué ridículo! ¡No tiene nada que ver conmigo!’ Sin embargo, después de más reflexión, me doy cuenta de que esta caricatura tiene ciertas semejanzas incómodas con mis propias debilidades. ¿Empiezo un trabajo con gran entusiasmo, pero después de poco, lo dejo al lado porque he perdido el interés por ello? ¿Comienzo una nueva dieta con determinación, pero después de poco, regreso a comer como hice antes? El proverbio pintoresco de Salomón hace una observación astuta: a los que les falta la diligencia para llevar a cabo un trabajo hasta el final se morirán de hambre sentados a la mesa llena de oportunidades.

Reflexión

“Las palabras del chismoso son como bocados deliciosos, y penetran hasta el fondo de las entrañas” (Pr 18:8). Negarme a escuchar los chismes es tan difícil como rechazar un postre delicioso. Pero la mejor manera para resistir un chisme es nunca tomar el primer bocado de ello—si no mordisqueas en el primer pedazo del chisme, nunca comerás el segundo o el tercero.

Petición

Padre, dijiste: “Mejor es el pobre que anda en su integridad que el de labios perversos y necio” (Pr 19:1). Ayúdame a recordar que una vida de integridad vale mucho más que las riquezas que podría ganar por la deshonestidad y el engaño.

Agradecimiento

Gracias por la seguridad que viene de conocerte y amarte; Tu Nombre es como “una torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo” (Pr 18:10). Pase lo que pase, ¡espero en el Señor!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Proverbios 18:24.