Querido Padre Celestial,

Alabanza

Te alabo hoy, oh Señor, Dios de Israel, porque cumples Tus promesas. Eres un Dios que oye y perdona a los arrepentidos que Te claman. Castigas a los que pecan, pero Te deleitas al bendecir a los que Te aman y Te obedecen. ¡Te alabo hoy y exalto Tu Nombre! ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste cómo Salomón metió el arca en el templo. Los levitas tenían cuidado de seguir Tus instrucciones, y cuando salieron del Lugar Santísimo, la nube de Tu Presencia llenó el templo—Tu gloria era tan grande que los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar en Tu casa (1 R 8:11). Esto me enseña que cuando soy fiel al obedecerte y seguir Tu voluntad, Tu Presencia estará conmigo. Salomón se llenó la gratitud cuando vio que Tú entrabas en el templo. Él Te alabó delante del pueblo, subrayando la verdad de que habías sido fiel al cumplir Tu promesa. ¡Cuán agradecido estoy que siempre puedo estar seguro que cumplirás Tu palabra! Entonces Salomón se arrodilló y extendió sus manos al cielo en oración. Dijo que “no hay Dios como Tú” (1 R 8:23). Guardas Tu pacto de amor con todos los que siguen en Tus caminos con todo su corazón (v. Dt 7:7–9). Esto me recuerda que todo lo que haces es motivado por Tu amor y Tu misericordia divina. Luego Salomón Te pidió que derramaras Tu amor y Tu gracia sobre Israel, incluso si algún día se rebelaran contra Ti. Su oración fue basada en pasajes como Levítico 26 y Deuteronomio 27–28, donde Moisés le dijo al pueblo que Tú les bendecirías mucho por su obediencia, pero les castigarías severamente por su rebelión. Pero aun en la desesperación del destierro, siempre hay un camino para volver a Ti por medio del arrepentimiento (2 Cr 6:36–39). ¡Te alabo, Señor!

Reflexión

Elegiste a Israel para ser una luz para las naciones circundantes paganas. Pero trágicamente, su propio pecado y egoísmo les impidieron cumplir su Gran Comisión. ¿Me esfuerzo diariamente por entrar en el Reino de Dios y por extender a un mundo perdido y moribundo Tu amor?

Petición

Padre, me dijiste que mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo (1 Co 6:19). Quiero vivir de tal manera que Tu gloriosa Presencia siempre esté en mí, llenándome con amor y gracia.

Agradecimiento

Salomón dijo: “He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?” (1 R 8:27). ¡Pero Te humillas para vivir en mi corazón! ¡Qué maravillosa es esta gracia!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: 2 Crónicas 6:41.