Querido Padre Celestial,

Alabanza

El salmista dijo: “Bueno eres Tú, y bienhechor; enséñame tus estatutos” (Sal 119:68). Todo lo que viene de Ti, incluso Tus Estatutos, es bueno. Si escucho Tu Palabra y si inclino mi corazón a Tus Enseñanzas, mi vida reflejará Tu Bondad. ¡Qué maravilloso es servir a un Dios bueno! ¡Te alabo, Señor!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me contaste la primera mitad del salmo 119, el capítulo más largo en el libro más largo del Antiguo Testamento. Este es un “salmo de la Torá”, y junto con los salmos 1 y 19, su tema es Tu Ley. Fue escrito de forma acróstica—cada uno de los ocho versículos en cada una de las veintidós estrofas comienza con la misma letra del alfabeto hebreo. Hay un total de 176 versículos y todos ellos son eufóricos en su amor por Tu Palabra. En casi cada versículo, el salmista hace alguna referencia a la Escritura: ley, testimonio, precepto, estatuto, mandamiento, promesa, juicio y palabra. Las palabras usadas tienen varias connotaciones (por ej., Tu instrucción, Tus decisiones, Tu verdad, Tus mandatos, Tus reglas, etc.), pero todas se basan en el mismo tema: Tu revelación por escrito. Al leer el Salmo 119, oigo la voz de un hombre bajo los ataques de los malvados. Están empeñados en destruirlo (v. 95), y sus ataques toman la forma del escarnio (v. 22), la calumnia (v. 69) y la intriga (v. 23, 85). El salmista es un joven (v. 9, 99), y susceptible a sus burlas (v. 39). Su aislamiento hace que se sienta “pequeño y desechado” (v. 141), y se describe a sí mismo como ser abatido como el polvo y deshecho de ansiedad (vv. 25, 28, 83). Él vacila entre estar triste y furioso, reaccionando primero con lágrimas (v. 136) y después sintiendo “horror” y “disgusto” (v. 53, 158). Sin embargo, la persecución lo lleva más cerca de Ti. Él sabe que en algunas ocasiones se ha desviado de Tu camino, pero aceptó Tu disciplina con gratitud, y su costumbre diaria es guardar Tus preceptos (vv. 67, 71, 75). Está resuelto a vivir por Tu palabra, y sus dos peticiones repetidas, “dame entendimiento” y “avívame” muestran que él es un estudiante muy entusiasta. Quiere aprender Tu Ley, y quiere ser renovado por ella. Después de todo, él es un hombre con quien puedo identificarme y comprender. También es alguien que yo respeto y quiero imitar.

Reflexión

La vida actual está llena de imágenes sexuales y tentaciones pecaminosas. ¿Cómo puedo estar puro en medio de tanta contaminación? Con guardar mi camino por Tu palabra (Sal 119:9).

Petición

Padre, ayúdame a buscarte con todo mi corazón; ¡no me dejes desviarme de Tus mandamientos! Que Tu Palabra sea guardada en mi corazón, para que yo no peque contra Ti (Sal 119:10–11).

Agradecimiento

Gracias por las maravillas que miro en Tu ley. “Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque Tu dicho me ha vivificado” (Sal 119:50).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Salmo 119:71.