Querido Padre Celestial,

Alabanza

El Espíritu Santo me llama a reconocer que Tu Santidad es digna de mi mejor alabanza. Él dice: “Alaben tu nombre grande y temible; Él es santo. Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos ante el estrado de sus pies; Él es santo. Exaltad a Jehová nuestro Dios, y postraos ante su santo monte, porque Jehová nuestro Dios es santo” (Sal 99:3, 5, 9). Digo junto con los ángeles: “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Is 6:3). Toda la gloria y la honra sean dadas al “Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir” (Ap 4:8). ¡Te alabo, Señor!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me contaste más de los salmos con autores desconocidos. Más de uno de estos salmos comienzan con el grito triunfante: “¡Jehová reina!” (Sal 93:1; 97:1; 99:1). ¿Qué significa esta verdad gloriosa? Quiere decir que eres más poderoso que las inundaciones de los ríos y el estruendo de las recias ondas del mar—pueden alzar su sonido en un tumulto, pero no son nada en comparación con Tu majestad y Tu fuerza (Sal 93:3–4). Significa que debo regocijarme en Tu justicia y en Tu santidad—vendrás para reinar sobre la tierra y restablecerás la justicia. Tu fuego irá delante de Ti, y abrasará a Tus enemigos alrededor. Tus relámpagos alumbrarán el mundo, ¡y los montes se derretirán como cera delante de Ti! Los que se glorían en los ídolos serán avergonzados, mientras que los que Te aman hallarán liberación y gozo (Sal 97:1–12). Quiere decir que debo tener un temor reverente de Ti— ¡Tu poder siempre me debe llevar a alabar “Tu nombre grande y temible”! Eres santo, y amas el juicio. Eres un Dios perdonador, pero también un vengador de maldad (Sal 99:1–9). ¡Qué maravilloso saber que mi Dios reina! ¡Que Tu trono sea establecido para siempre! (2 S 7:16).

Reflexión

“Él que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” (Sal 91:1). ¡Qué palabras tan alentadoras de un salmo animador! Pero nunca debo olvidar que los que no tienen temor del “terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad” han puesto a Jehová por su habitación. ¿Me aferro a Ti en amor? (Sal 91:14).

Petición

Padre, cuando las preocupaciones en mi corazón son muchas, que Tus consolaciones alegren mi alma. Que mi corazón siempre halle refugio en Ti, la roca de fuerza (Sal 94:19, 22).

Agradecimiento

“Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a Tu nombre, oh Altísimo. Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con Tus obras; en las obras de Tus manos me gozo” (Sal 92:1, 4).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Salmo 98:1.