Querido Padre Celestial,

Alabanza

“Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente; de generación en generación haré notoria Tu fidelidad con mi boca. Porque ¿quién en los cielos se igualará a Jehová? ¿Quién será semejante a Jehová entre los hijos de los potentados? Dios temible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor de Él. Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Quién como Tú? Poderoso eres, Jehová, y Tu fidelidad te rodea” (Sal 89:1–8 RVR60). ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me contaste los salmos de Hemán y Etán. Hemán era cantor en el coro conocido como “los hijos de Coat” (v. 1 Cr 6:31–33; 2 Cr 5:11–12), y era famoso por su sabiduría (1 R 4:31). Hemán escribió el salmo 88, un salmo de lamentación en que el orador clama delante de Ti de día y de noche. Este salmo es único—es el único salmo en el salterio que no contiene ningún cambio hasta el agradecimiento al final, ningún voto de alabanza, y ninguna expresión de esperanza. Sin embargo, se encuentran pistas entretejidas en el salmo que muestra como el orador bien sabe que eres un Dios de misericordia y bondad. Tú eres “el Dios de mi salvación” (Sal 88:1), eres un Dios que “hace maravillas” (Sal 88:10), tienes para conmigo una “misericordia” (Sal 88:11) y eres fiel y justo (Sal 88:11–12). Este salmo me enseña que incluso cuando estoy desanimado y deprimido, puedo clamar delante de Ti. Escucharás mi grito y Te mostrarás fiel. Etán el Ezraíta también era cantor durante el reinado de David. Él escribió el salmo 89, un salmo que celebra Tu pacto con David y Te alaba por Tu gran poder. Hacia el final, el salmo cambia repentinamente de alabanza a tristeza, y los versículos hablan de una ocasión en la cual el rey sufrió la humillación—“Pero Tú lo has rechazado y desechado, contra Tu ungido Te has enfurecido. Has despreciado el pacto de Tu siervo; has profanado su corona echándola por tierra” (Sal 89:38–39). Es difícil decir si estos versículos se refieren a la humillación de David por medio de Absalón o a alguna tribulación futura que vendría al rey de Judá. En cualquier caso, el salmo termina pidiendo que Tú recuerdes Tu misericordia y fidelidad para David. Este salmo me enseña a poner mi confianza en Ti—cuando he sido injuriado, debo buscar Tu consuelo y reivindicación (Sal 89:50–52).

Reflexión

“La justicia y el derecho son el fundamento de Tu trono; la misericordia y la verdad van delante de Ti” (Sal 89:14). ¿Reflejan Tu carácter mis acciones y actitudes y Te traen gloria?

Petición

Padre, lléname de Tu Espíritu Santo, ¡y dame el poder para hacer grandes cosas para Ti!

Agradecimiento

Gracias por Tu misericordia y Tu fidelidad en guardar Tu pacto. “¡Bendito sea el Señor para siempre!”

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Salmo 89:13.