Querido Padre Celestial,

Alabanza

Junto con David y los Levitas, mi corazón Te alaba—“Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos. Cantadle, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; ¡alégrese el corazón de los que buscan a Jehová!” (Sal 105:1–3 RVR60).

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste cómo David trajo el arca a Jerusalén. David pidió que los levitas prepararan una procesión musical que fuera un acompañamiento digno de la gran ocasión. Los címbalos, arpas, liras, trompetas y cánticos levantaron los corazones y las mentes del pueblo, pusieron su atención en Ti, y les ayudaron a expresar sus sentimientos de gozo y alabanza. También este momento quedó fijo en su memoria para los próximos años. Esto me enseña que es bueno comenzar mis tareas alabándote—me inspirará para ofrecerte mi mejor esfuerzo. David estaba allí en medio de la procesión, y “danzaba con toda su fuerza delante de Jehová” (2 S 6:14 RVR60). No estaba preocupado de las opiniones del pueblo, y no permitió que su posición como rey le impidiera celebrar con todo su corazón. Por el contrario, Mical estuvo tan indignada por su conducta indecorosa que no pudo regocijarse en el regreso del arca. Ella miró desde su ventana, y vio a David, pero no Te vio a Ti—qué tragedia que su orgullo le impidió ver Tu Presencia gloriosa. Uno de los salmos cantados en esa celebración gozosa fue el Salmo 105. Este salmo es una celebración de la historia de redención de Israel como esclavos en Egipto hasta la conquista. Me enseña que la verdadera alabanza se deleita en recordar lo que has hecho y se regocija en decir a los demás de Tus hazañas. ¡Cuán maravilloso es meditar sobre Tus muchas bendiciones!

Reflexión

David estaba involucrado personalmente en dirigir la adoración del pueblo. ¿Estoy dando prioridad a la celebración, al agradecimiento, y a la alabanza en mi propia vida y en la de mi familia?

Petición

Padre, dame un corazón que se regocije en Tu Presencia y cante de Tu gloria. Ayúdame a dejar de lado cualquier preocupación sobre otras opiniones de mí y entrar con todo mi corazón en mi alabanza para Ti.

Agradecimiento

Gracias por las maravillas que has hecho, Tus prodigios y los juicios de Tu boca. Mi corazón busca a Jehová y se alegra (Sal 105:3–5 RVR60).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Salmo 105:44–45.