Querido Padre Celestial,

Alabanza

Exalto Tu Nombre hoy—“Pero Tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.” (Sal 22:3 RVR60). Como David, Te alabo con todo mi corazón—¡eres muy digno de mi alabanza! ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste cómo los filisteos intentaron asesinar a David después de que se convirtió en rey. David buscó Tu guía en cada batalla, obedeció Tus instrucciones, y Te dio la gloria por la victoria. (2 S 5:19–25). Es un ejemplo excelente de cómo debo luchar mis propias batallas. La decisión que David tomó para capturar Jerusalén demostró perspicacia política y militar. La fortaleza de Sion se ubicó en territorio neutral en la frontera entre Benjamín y Judá, y todavía estaba ocupada por los jebuseos, una tribu cananea que nunca había sido expulsada (Jue 1:21). Al hacer a Jerusalén la capital de Israel, David evitó mostrar preeminencia a una tribu sobre otra—era muy importante por la reciente guerra civil. Esto me enseña que un lider sabio entiende cómo se siente su pueblo y toma decisiones prudentes para unir el uno al otro. Le diste a David gran honor y éxito, y se dio cuenta de que Tú lo habías prosperado, no por amor a su propio nombre, sino por amor a Tu pueblo (2 S 5:12). Esto me recuerda que siempre debo usar mi posición para adelantar la causa de Tu reino. David demostró su amor por Ti al tratar de traer el arca hasta Jerusalén—consultó a sus asesores pero le faltó pedir Tu consejo (1 Cr 13:1–4; v. 1 Cr 15:13). Este error causó humillación y muerte, porque le habías dado a Israel las instrucciones específicas para llevar el arca de un lugar a otro (Nm 4:5–15). David aprendió una lección importante de este desastre, y tuvo cuidado en seguir Tu ley la próxima vez que intentó mover el arca.

Reflexión

Era costumbre de muchos soldados guardar algunos objetos como recuerdos de las batallas, pero David les mandó que quemaran todos los ídolos de los filisteos (1 Cr 14:12). ¿No es así como actúa el diablo? Puedo estar celebrando una gran victoria, y Satanás estará tratando de pasar desapercibido para meter algún ídolo en mi equipaje.

Petición

Padre, recuérdame buscar Tu guía primero en todo lo que hago. Ayúdame a ser sobrio y velar, porque el diablo como un león rugiente, anda alrededor buscando para devorarme (1 P 5:8).

Agradecimiento

Gracias por animarme con la historia de David. ¡Has prometido estar conmigo así como estabas con él!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: 1 Crónicas 13:8.