Querido Padre Celestial,

Alabanza

Hoy me uno con David en adoración a Ti—“Pero yo cantaré de Tu poder, y alabaré de mañana Tu misericordia… Fortaleza mía, a Ti cantaré; porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia” (Sal 59:16–17 RVR60). Te adoro, Padre, ¡y bendigo Tu Santo Nombre!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste cómo la relación entre Saúl y David se deterioró hasta el punto que David tuvo que huir para salvar su vida. El agradecimiento de Saúl para David se volvió envidia cuando el pueblo comenzó a aplaudir las hazañas de David. Bajo la influencia de un espíritu malo, Saúl intentó matar a David dos veces con una lanza. Esto me enseña que la envidia está a solo un paso del homicidio. Ayudaste a David para escapar, y él siguió sirviendo a Saúl, derrotando a sus enemigos. Esto es un ejemplo inspirador de no pagar a nadie mal por mal (v. Ro 12:17–21), y me enseña la importancia de amar a los que me maltratan (v. Mt 5:43–48). Los éxitos que tenía David y su popularidad no lo hicieron sentirse orgulloso—permaneció humilde, aun cuando toda la nación estaba alabándole (1 S 18:16). Su humildad venía de un profundo sentido de dependencia de Ti. Comprendía que tenía éxito en todos sus esfuerzos porque Tú estabas con él (1 S 18:14). Cuando Saúl envió hombres a la casa de David para matarlo, David miró hacia Ti en oración (Sal 59). Clamó a Ti para que lo libraras y que destruyeras sus enemigos, y trató con sus sentimientos de frustración y miedo al recordar Tu misericordia. Su rey se había vuelto contra él, pero sabía que el Rey de reyes todavía lo amaba y le protegía (v. Sal 100:5).

Reflexión

La alabanza de David en el Salmo 59 me enseña cómo usar las circunstancias negativas de la vida como recordatorios de Tu fidelidad y amor. ¿Cuántos problemas en mi propia vida serían trasformados si los usara como un punto de partida para comenzar a alabarte?

Petición

Padre, ayúdame a poner la mira en Ti cuando me vienen las tribulaciones—enséñame cómo pensar en mis problemas en términos de Tu fuerza y de Tu amor.

Agradecimiento

Gracias por ser “un refugio en el día de mi angustia” (Sal 59:6). Por Tu poder, estás guardándome mediante la fe para una salvación preparada para ser manifestada en el tiempo postrero (1 P 1:5).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: 1 Samuel 18:14.