Querido Padre Celestial,

Alabanza

Te alabo junto con Ana por lo glorioso que eres—“No hay santo como Jehová; porque no hay ninguno fuera de Ti, y no hay refugio como el Dios nuestro. Jehová empobrece, y Él enriquece; abate, y enaltece. Él guarda los pies de sus santos, mas los impíos perecen en tinieblas” (1 S 2:2–9 RVR60).

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste sobre el nacimiento de Samuel y de la sentencia sobre la casa de Elí. Ana era estéril porque no le habías concedido hijos, pero ella no guardó rencor ni buscó ayuda de otros dioses. Al contrario, ella derramó lo que estaba en su corazón y Te pidió que tomaras en cuenta su aflicción. Esto me enseña que mis problemas siempre deben acercarme más a Ti—“Echa sobre Jehová tu carga, y Él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo” (Sal 55:22 RVR60). ¿Cómo podía saber Elí al observar la oración ferviente de Ana que Tú levantarías a un profeta y un juez cuya vida reprendería la maldad de sus propios hijos? Llamaste a Samuel para ser Tu portavoz, y Samuel respondió en obediencia. “Samuel creció, y el Señor estaba con él. No dejó sin cumplimiento ninguna de sus palabra” (1 S 3:19). Esto me enseña cuánto deseas que digamos: “Habla, Señor, que Tu siervo escucha” (1 S 3:9). Le advertiste a Elí dos veces, una vez mediante un hombre de Dios y otra vez por medio de Samuel, que vendría Tu juicio sobre su casa. Pero Elí no hizo caso y su vida terminó en tragedia—el arca fue capturada, sus dos hijos fueron muertos, y se le rompió su propia cerviz.

Reflexión

Elí regañó a sus hijos pero no los disciplinó ni los quitó de sus lugares de servicio. Si yo consiento a mis hijos, y excuso su pecado, Te deshonro y los estoy preparando para su propia destrucción.

Petición

Padre, siempre hazme recordar de que “él que evita la vara odia a su hijo, pero el que lo ama lo disciplina con diligencia” (Pr 13:24), porque “la necedad está ligada al corazón del niño, pero la vara de la disciplina lo alejará de ella” (Pr 22:15).

Agradecimiento

Gracias por disciplinarme a mí. “Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados (adiestrados) por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia” (He 12:11).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: 1 Samuel 2:29.