Querido Padre Celestial,

Alabanza

Te alabo hoy por ser el poderoso Creador del universo; Josué pidió Tu ayuda para vencer a los amorreos y “el sol se detuvo, y la luna se paró, hasta que la nación se vengó de sus enemigos” (Jos 10:13). ¡Cuán grande eres, Señor! Tu Hijo “sostiene todas las cosas por la palabra de Su poder” (He 1:3). Te exalto; ¡magnifico Tu Nombre!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste sobre el engaño de los gabaonitas, las campañas militares de Josué en el sur y el norte de Canaán, y la última conquista de la tierra prometida. Los gabaonitas vivían a unos 11 kilómetros al suroeste de Hai y las noticias de la destrucción de Jericó y Hai les habían llegado pronto. En lugar de luchar, decidieron que el engaño era la mejor parte del valor. Vinieron a Josué, y se humillaron ante él, diciendo: “Somos tus siervos (Jos 9:8). Su táctica es buen ejemplo de cómo obra el diablo: (a) con frecuencia, prefiere engañarnos en lugar de atacarnos directamente, (b) puede parecer espiritual y piadoso (Jos 9:9–10), y (c) usará mi tendencia a confiar en lo que se puede ver (Jos 9:12–13). Josué y los otros líderes examinaron sus provisiones, pero “no pidieron el consejo del Señor” (Jos 9:14b). Esto me enseña que habrá decisiones cuando podría examinar mis opciones, buscar el consejo de amigos piadosos, y todavía cometer un error trágico si no pido Tu dirección. Tales decisiones prueban mi compromiso de ponerte primero en todo. Josué hizo guerra por muchos años contra los reyes de la tierra, y endureciste los corazones de los cananeos para que lucharan contra él en vez de rendirse (Jos 11:20). Esto fue de acuerdo con Tu decisión de eliminarlos, porque no se habían arrepentido y su pecado ya habían llegado al colmo (v. Gn 15:16). Esto implica también que los heveos de Gabaón, uno de los grupos étnicos dedicados a la destrucción (Dt 20:16–17), no estaban endurecidos, todavía libres para buscar la paz, aunque fuera por el engaño. Esto demuestra Tu misericordia, con frecuencia perdonando la vida de los pecadores hasta el momento en que no haya ninguna esperanza de arrepentimiento.

Reflexión

Josué y los otros líderes ni sentían la necesidad de Tu consejo ni lo pidieron. ¿Tengo por costumbre pedir Tu consejo en todas mis decisiones o pido Tu dirección solo cuando tengo dudas?

Petición

Padre, Tu Palabra contiene Tu voluntad para mi vida. Ayúdame a estudiar con diligencia lo que has dicho y buscar Tu voluntad en toda decisión.

Agradecimiento

Gracias por permitirme aprender de los errores de otros. Te agradezco por la advertencia: “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1 Co 10:12).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Josué 9:14.