Querido Padre Celestial,

Alabanza

Sabías que los israelitas abandonarían el pacto y servirían a otros dioses, y les advertiste que Tu ira sería derramada sobre ellos cuando se rebelaran. Pero también les dijiste que había una manera en que podían volverse de la apostasía; si regresaban a Ti y te obedecían con todo su corazón y toda su alma, tendrías compasión de ellos y los restaurarías del cautiverio. Te alabo hoy por ser el Dios que en Tu misericordia sigues ofreciendo oportunidades nuevas; cuando vengo a Ti en arrepentimiento, eres misericordioso y me perdonas, y con entusiasmo me das la bienvenida a la comunión contigo. ¡Aleluya!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste del tercer y final sermón de Moisés a los israelitas al fin de los 40 años de peregrinación. Moisés comenzó por recordarles Tu fidelidad con ellos al llevarlos de Egipto hasta las llanuras de Moab, y enfatizó la relación del pacto que Tú habías establecido con ellos, una relación que prometía bendición por obedecer y maldición por desobedecer. Entonces Moisés instó a Israel que renovara su determinación para ser fiel al pacto y escoger la vida y las bendiciones en lugar de la muerte y las maldiciones. Esto me enseña la importancia de dedicarme de nuevo a Ti. Con el tiempo, puedo hacerme frío y laxo en mi devoción a Ti, y con regularidad necesito renovar mi compromiso para amarte con todo mi corazón. Moisés les dijo que no les acompañaría a Canaán: “El Señor tu Dios pasará delante de ti. Él destruirá estas naciones delante de ti y las desalojarás. Josué es el que pasará delante de ti, tal como el Señor ha dicho” (Dt 31:3). Esto me enseña que aunque se cambie el liderazgo humano, Tu presencia que me guía y me protege nunca cambia. Puedo estar firme y ser valiente, porque estás conmigo. Nunca me fallarás o dejarás, y aunque los desafíos futuros sean grandes, no debo temer o desalentarme.

Reflexión

Moisés advirtió a los israelitas que no creyeran que podrían vivir una vida de pecado y todavía disfrutar de las bendiciones de la obediencia (Dt 29:18–21). Tales personas sufrirían bajo Tu maldición y serían destruidas. ¡Es un aleccionador recuerdo de la importancia de vivir una vida santa!

Petición

Padre, hoy renuevo mi compromiso contigo; ayúdame a obedecer Tus mandatos y serte fiel solo a Ti. Fortaléceme y dame la capacidad para resistir toda tentación.

Agradecimiento

Gracias por la promesa de que siempre pasarás delante de mí. Puedo enfrentarme al futuro con confianza porque sé que estoy en Tu mano poderosa. ¡Te alabo, Señor!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Deuteronomio 30:19.