Querido Padre Celestial,

Alabanza

Tu decisión en el caso de las hijas de Zelofehad fue edificante y conmovedora. Había la situación de una familia de hijas sin protección legal. Parecía que no había provisión hecha para ellas en las leyes existentes, y apelaron a Tu justicia y su apelación fue escuchada y respetada. Qué ejemplo maravilloso de Tu cuidado paternal; ¡ves y entiendes todo, y provees para nuestras necesidades! ¡Te alabo, Señor!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste del segundo censo de Israel que fue hecho después de la plaga en Peor. Habían pasado 38 años desde el primer censo registrado (Nm 1:1–2:33). Ambos censos fueron con el mismo propósito: registrar a todo hombre con más de veinte años, apto para salir a la guerra (Nm 26:2; v. Nm 1:3). Porque anunciaste una campaña militar contra Madián (Nm 25:16–18), y la conquista de Canaán era inminente, un censo militar fue apropiado. Sin embargo, había otra razón para hacer el censo: para investigar el tamaño de las tribus para que pudieran recibir una parte del territorio que sería proporcional a su población. El total del censo fue casi el mismo que en Sinaí (601,730 en lugar de 603,550), pero no había ningún hombre vivo del primer censo; todos excepto Caleb y Josué murieron en el desierto exactamente como habías prometido (Nm 26:63–65). Esto me muestra el costo terrible de la rebelión contra Ti. También, me enseña que aunque parece que Tus promesas no se cumplen por causa del pecado, finalmente se cumplirán. Moisés tenía 120 años, y le dijiste que su muerte se acercaba. Por estar preocupado por el pueblo, Moisés Te pidió que nombraras a un nuevo lider de Israel. Tú mismo elegiste personalmente a Josué para ser su sucesor, y Moisés le dio a Josué una variedad de deberes que le ayudarían en la transición hasta su posición nueva (Nm 27:20–21). Luego Moisés le dio autoridad delante de toda la congregación. Se enfatiza la importancia de tener un buen plan de sucesión. Los líderes harían bien en seguir el ejemplo de Moisés: orar, elegir, desarrollar y encargar.

Reflexión

Actualmente los huesos de los que se rebelaron contra Ti permanecen bajo las arenas del desierto de Sinaí. Me sirven de advertencia de la muerte inevitable que trae el pecado.

Petición

Padre, ayúdame, como dijo Pablo, a no “codiciar lo malo, como ellos lo codiciaron" (1 Co 10:6). ¡Imprime en mi mente la verdad que “el que cree que esta firme, tenga cuidado, que no se caiga”! (1 Co 10:12).

Agradecimiento

Gracias por ser fiel a pesar del pecado y la maldad de las personas tercas. ¡Tus bendiciones siempre existen para servir a los que deciden alegrarse en Ti!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Números 26:11.