Querido Padre Celestial,

Alabanza

Te exalto hoy; Tu Hijo, Jesucristo, es la cura para mi pecado. Jesús le dijo a Nicodemo: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea levantado el Hijo del Hombre, para que todo aquél que cree, tenga en Él vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquél que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn 3:14–16).

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste de las muertes de Miriam y Aarón. Casi 38 años habían pasado desde la rebelión en Cades-barnea (Nm 14), e Israel estuvo en el mismo lugar donde había comenzado. A propósito, negaste agua a la nueva generación de israelitas para ver si confiaba en Ti, pero en lugar de eso, ellos se juntaron contra Moisés y Aarón como antes habían hecho sus padres. ¡Cuán importante es dar un ejemplo santo a nuestros hijos! Mandaste que Moisés y Aarón hablaran a la roca, pero Te desobedecieron. En lugar de hablarle, Moisés la golpeó con su vara. Su pecado contra Ti era grande, porque la roca que los seguía fue Cristo (1 Co 10:4). Esa única ocasión de no tratarte como santo ante los ojos de los israelitas les costó lo que más anhelaban: entrar en Canaán. Esto enseña que incluso los líderes más grandes tienen que rendir cuentas por sus pecados, y ninguna persona está exenta de Tu juicio (Ro 2:11) También probaste a Israel al hacer que marcharan al sur a lo largo del territorio de Edom, en la dirección opuesta de Canaán. En vez de seguir Tu liderazgo con paciencia, se volvieron impacientes e irritables. “Pues no hay comida (pan) ni agua, y detestamos este alimento [mana] tan miserable” (Nm 21:5). Entonces enviaste serpientes abrasadoras entre ellos, y muchos murieron antes de que se arrepintieran y miraran a la serpiente abrasadora de bronce para ser salvos.

Reflexión

Puedo comprender la impaciencia de los israelitas; ¿cuántas veces me he frustrado con Tus planes, deseando una solución inmediata para mis problemas?

Petición

Padre, ayúdame a no olvidar que el crecimiento y el éxito solo vienen por confiar en Ti. Dame la gracia que necesito para esperar con paciencia y estar satisfecho con Tu provisión diaria.

Agradecimiento

Gracias por hacer el esfuerzo para entrenarme y disciplinarme. Sé que quieres transformarme a la imagen de Tu Hijo, ¡y Te agradezco mucho por el privilegio de ser Tu hijo!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Números 20:12