Querido Padre Celestial,

Alabanza

Preguntaste a Moisés: “¿Está limitado el poder del Señor?” Esta pregunta me recuerda de cuándo hiciste la pregunta a Sara y Abraham: “¿Hay algo demasiado difícil para el Señor?” ¡Hoy Te alabo como el Dios para quién nada es imposible! Eres más que capaz para suplir mis necesidades, y no hay nada de acuerdo con Tu naturaleza que no puedes hacer. ¡Sí que eres poderoso, mi Señor y mi Dios!

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste cómo guiaste a los israelitas desde el Sinaí hacia Cades-barnea. Los dirigiste a través de la nube que moraba sobre el Tabernáculo. Cuando la nube se levantaba, los israelitas marchaban, y cuando la nube se asentaba, los israelitas acampaban. Algunas veces, la nube se quedó por solo una noche, mientras que otras veces se quedó por algunos meses. Fuera lo que fuera, los israelitas marchaban solo por Tu orden. Esto me enseña que me guías paso a paso, y quieres que yo también marche solo por Tu orden. El pueblo había estado en el Monte Sinaí por casi un año, pero después de solo tres días en la marcha hacia Canaán, empezaron a quejarse. Estaban tan obsesionados con lo que no tenían que habían olvidado lo que les habías dado: libertad de la esclavitud, Tu pacto sagrado, Tu presencia en medio de ellos, etc. Esto me enseña que cuando me siento descontento, debo recordar todo lo que me hayas dado y confiar en Ti para suplir mis necesidades. El espíritu de desagrado afectaba aún al liderazgo; Miriam y Aarón, sintiéndose celosos de Moisés por causa de algo que tenía que ver con su esposa, hablaron en contra de él. Cuando lo hicieron, en realidad hablaron contra Ti, porque Moisés era Tu siervo fiel. Castigaste a Miriam, que había instigado la rebelión, hiriéndola con lepra, y aunque la sanaste porque Te lo pidió Moisés, mandaste que ella se quedara fuera del campamento por una semana. Ella tuvo que sufrir la humillación pública que conllevó ser reprochada por su falta de respeto. Otra vez vemos que tenías misericordia al administrar disciplina efectiva.

Reflexión

Cuando me quejo, dudo de Tu bondad y expreso incredulidad en Tu capacidad para proveer para mis necesidades (Sal 78:17–20). ¿He dejado entrar en mi vida un espíritu de desagrado?

Petición

Padre, yo sé que habrá ocasiones cuando me guiarás hacia tiempo de tribulación. Ayúdame a permanecer obediente a Ti y confiar que Te mostrarás poderoso conmigo.

Agradecimiento

Pablo dijo que Tú quieres que yo “dé gracias en todo” (1 Ts 5:18), ¡por eso digo con David: “¡Bendeciré al Señor en todo tiempo; continuamente Su alabanza estará en mi boca!” (Sal 34:1)

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Números 11:23