Querido Padre Celestial,

Alabanza

Hoy Te alabo por Tu santidad; eres “ …el Alto y Sublime que vive para siempre, cuyo nombre es Santo” (Is 57:15). Los serafines Te alaban diciendo: “Santo, santo, santo, es el Señor de los ejércitos; llena está toda la tierra de Su gloria” (Is 6:3) Pero Tu santidad no me excluye de Tu presencia; enviaste a Tu Hijo para ser mi Sumo Sacerdote, para ofrecerse como sacrificio por mis pecados. Te adoro por darme acceso a Tu trono por Jesucristo.

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste sobre el diseño de las vestiduras de los sacerdotes. El efod (un tipo de delantal) y el pectoral tenían los nombres de las doce tribus en ellos, significando que los sacerdotes representaban al pueblo ante Ti. El manto tenía un borde inferior de campanillas de oro y granadas. Las campanillas sonaban con gozo mientras ministraba Aarón en el Tabernáculo, y las granadas simbolizaban fecundidad, señalando a la futura fecundidad del sacrificio de Cristo en la cruz (1 Co 15:20). La diadema de oro tenía dos propósitos: “ …quitará la iniquidad de las cosas sagradas…” y hacer que “…sean aceptas delante del Señor” (Ex 28:38). ¡Qué símbolo vívido del ministerio de Cristo como Sacerdote! Los calzoncillos cubrían la desnudez del sumo sacerdote para que no muriera, enfatizando cuán importante es para Ti la modestia. Las instrucciones que diste a Moisés para los siete días de la ceremonia de consagración de los sacerdotes demostraban que Aarón y sus hijos debían ser limpiados, vestidos y consagrados por el sacrificio de sangre antes de que pudieran ministrar ante Ti.

Reflexión

Tus instrucciones para el diseño de las vestiduras sagradas y la ceremonia de ordenación subrayan la importancia que pones en la belleza, la santidad y la obediencia. ¿Recuerdo yo que mi cuerpo es templo del Espíritu Santo y tomo en serio mi estado privilegiado en Cristo? (1 P 2:5).

Petición

Padre, ayúdame a entender la gravedad del pecado y la necesidad de la limpieza y consagración. Dame la gracia que necesito para seguir viviendo en obediencia a Tu voluntad.

Agradecimiento

Gracias por la bella imagen del ministerio de Cristo como el Sumo Sacerdote que me has dado a través del sacerdocio levítico. Es cierto que la ley tenía una “sombra de los bienes futuros” (He 10:1).

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Éxodo 29:43–46