Querido Padre Celestial,

Alabanza

Hoy Te alabo por las riquezas de salvación en Jesucristo. No me he acercado a un monte que se puede tocar como Israel; en cambio, me he acercado al “Monte Sion y a la ciudad del Dios vivo… a Dios, el Juez de todos… y a Jesús, el mediador de un nuevo pacto” (He 12:18–24). Me estás dando un “reino que es inconmovible”; Te adoro con “temor y reverencia” porque verdaderamente eres “un fuego consumidor” (He 12:28–29).

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste del primer pacto que hiciste con Israel. Lo elegiste de todos los pueblos para que fuera “un reino de sacerdotes y una nación santa” (Ex 19:6). Por Cristo, tengo el privilegio de haber sido injertado en el olivo de Israel como un judío espiritual (Ro 11:13–17). Yo, también, soy parte de un “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios” a fin de que yo pueda “anunciar las virtudes de Aquél que (me) llamó de las tinieblas a Su luz admirable” (1 P 2:9). Descendiste sobre el Monte Sinaí en fuego ardiente, humo, truenos, relámpagos, y una nube densa. Proclamaste los diez mandamientos en voz alta para que toda persona pudiera oír Tu voz, una voz que hizo temblar la tierra, y el pueblo tembló de miedo (He 12:19, 26). Hiciste esto para ponerlos a prueba “para que Su temor permanezca en ustedes, para que no pequen” (Ex 20:20). En Tu misericordia, les diste Tus palabras, mandamientos que les ayudaban a entender cómo amarte y amarse unos a otros (Mt 22:37–40). La gente se dio cuenta de su necesidad de tener un mediador, y su petición Te agradó. Usaste a Moisés como un tipo de Tu Hijo, el único mediador entre Dios y los hombres (1 Ti 2:5).

Reflexión

Moisés no se enorgulleció ni por tener posición de liderazgo ni por los maravillosos milagros que hiciste por medio de él. Cuando su suegro llegó, “se inclinó y lo besó” (Ex 18:7). ¿Muestro un espíritu humilde ante otros, un espíritu que les ayude a creer en Ti?

Petición

Padre, dijiste de Tu pueblo: ¡Oh si ellos tuvieran tal corazón que Me temieran, y guardaran siempre todos Mis mandamientos! (Dt 5:29a) ¡Dame tal corazón hoy!

Agradecimiento

Gracias por Tu ley preciosa, ¡porque me muestra cómo agradarte!

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Deuteronomio 5:29