Querido Padre Celestial,

Alabanza

Te alabo hoy por ser un Dios de bendición y protección. Eres mi refugio y mi fortaleza, “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Sal 46:1). Tuyo es “el ganado sobre mil colinas” (Sal 50:10), y me das “el poder para hacer riquezas” (Dt 8:18). Jacob admitió que tú le habías dado todo lo que tenía (Gn 31:9). Te adoro por confiarme las bendiciones materiales, pero más que eso, por confiarme las verdaderas riquezas espirituales en Cristo.

Hoy en Tu Palabra

Hoy me dijiste del regreso de Jacob a Canaán. ¡Esos “algunos días” que Rebeca le hubo aconsejado esperar hasta que Esaú se calmara habían prolongado en 20 años! Esos años hicieron humilde a Jacob y se probó ser un honesto y diligente trabajador (Gn 31:6). Labán trató de engañar a Jacob en cada oportunidad, pero Jacob no le pagó con la misma moneda (Gn 31:39). En vez de eso, se sometió a Labán y esperó tu justicia (Gn 31:41–42). Jacob no salió por su propia voluntad, sino que esperó hasta que tú le ordenaras que se fuera (Gn 31:3). Sin embargo, él ‘olvidó’ mencionar a Laban que saldría, y Raquel, tal vez por el desastre de sus bodas, robó los ídolos domésticos de su padre. Laban persiguió a Jacob, pero protegiste a Jacob de su ira. Últimamente, hicieron un pacto y se separaron en paz (Pr 16:7). Entonces los pensamientos de Jacob volvieron a Esaú; ¿todavía guardaba rencor a Jacob? Las noticias de la venida de Esaú y los “400 hombres con el” pareció ser la respuesta. Jacob no intentó lidiar con Esaú sin ayuda; actuó con prudencia (Gn 32:7–8, 13–20), pero también clamó por tu ayuda (Gn 32:9–12). Pero en vez de aparecer a Esaú cómo hiciste con Laban, viniste y luchaste con Jacob; al fin, Jacob cojeaba de su muslo pero llevaba un nuevo nombre, una bendición, y tenía un hermano reconciliado.

Reflexión

Labán engañó a Jacob y se aprovechó de él vez tras vez durante esos 20 años. ¿Cómo respondo yo cuando mi jefe me trate injustamente o cuando otros se aprovechen de mí?

Petición

Padre, ayúdame a no olvidar que eres el Dios que ve cómo otros me tratan (Gn 31:12b). Dame la gracia para aceptar el trato injusto y la paciencia para esperar tu fidelidad.

Agradecimiento

Gracias por estar dispuesto a luchar con un suplantador como Jacob. Te agradezco de tu ayuda en mis tiempos de temor, con disciplina en una mano y bendición en la otra.

En el nombre de Jesucristo, Amén.

Versículo de Meditación: Génesis 31:7.